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miércoles, 27 de mayo de 2015

Una madre para la resistencia urbana de antes del '79 : reacciones de Silvia R. Torres al libro de Leticia Herrera.

Reacciones de Silvia Torres al LIbro de Leticia Herrera

martes, 26 de mayo de 2015


Una madre para la resistencia urbana de antes del ‘79


Una madre para la resistencia urbana de antes del ‘79

Sylvia R. Torres

Hay memorias insulsas y la hay fascinantes: unas inspiran, otras repelan y algunas causan problemas. Las memorias de Leticia Herrera (Editorial Icaria 2013) que circuló clandestinamente en Nicaragua, fascina, te mueve a la reflexión, te lleva en  "viaje al futuro", pero no te deja quieta y es difícil de soltar una vez que empezas a leerla. Fue a principios de 2015  que me enteré de su existencia a través de las redes sociales. Me acerqué a su contenido cuando un periódico local publicó un reportaje sesgado, destacando solamente aspectos que desfavorecían a personajes poderosos del régimen que gobierna el país.

Antes, el rumor sobre el libro circuló con el halo de "un fantasma recorre Nicaragua: las memorias de Leticia Herrera", Y empezó la búsqueda del libro titulado Guerrillera, mujer y comandante de la Revolución Popular Sandinista / Memorias de Leticia Herrera, de Alberto González, Maria Antònia Sabater Montserrat y Maria Pau Trayner Vilanova. Aún hoy nadie lo distribuye en Nicaragua. Entonces apenas accedimos, por internet, al capítulo introductorio. En Nicaragua, más tardó el reportaje en salir, que el Gobierno en despedir a la protagonista, entonces directora de una oficina del poder judicial. Demasiado. Yo me agencié mi ejemplar en Amazon.

Leer memorias personales podría fácilmente constituir una expresión de voyerismo, o algo menos glamoroso, de conocer chismes de otra manera vedados. Pero la industria de las memorias personales es boyante, cada año se publican decenas de las mismas y siempre hay lectoras, yo incluida, maravillándose de la verdadera vida de quienes las protagonizan.

Sin embargo, el intento por silenciar su voz terminó. Ahora el libro circula clonado, fotocopiado, contado, para  abonar a la reflexión histórica sobre cómo se gestó la transmutación de una causa justa por la que entregaron su vida miles de personas, justamente en lo que combatía. La obra constituye también un estudio arqueológico de cómo organizar movimientos sociales cuando la sociedad parece resignada al autoritarismo, y éste es inamovible como el Peñón de Gibraltar.

Olvidamos para sobrevivir y leemos para reconstruirnos o renacer, dijeron Héctor Abad y Juan Gabriel Vásquez. En la teoría de historia oral se mantiene que al narrar las personas construyen ontologías del ser, o sea teorías personales de porqué paso lo que pasó, lo cual permite a quien protagoniza, hacer sentido de su historia. ¿De qué historia nos teoriza Guerrillera, mujer y comandante?

El libro se puede leer como un manual de guerrilla en los tiempos casi jurásicos. El testimonio de Myriam, la Negra, la Gitana, las muchas identidades adoptadas por la guerrillera, enseña cómo ella zapateó barrios polvosos y no menos de 10  pueblos desconocidos para cosechar colaboradores, casas de seguridad y redes clandestinas de apoyo para la guerrilla.  Conocimiento que,  con la debida traducción a la era cibernética, sería de utilidad para armar el movimiento social que nos lleve a ser  la república.

No dejar la vida en ello

El testimonio muestra el costo personal de integrarse a la guerra siendo mujer. Al menos en los 60 y 70. Deja ver las  cotidianas y miserables luchas de poder, la inhumanidad de las estructuras militares en las que se escudaron acosadores sexuales y vividores. El pobre concepto que los supuestos "hombres nuevos" tenían de las "mujeres nuevas", y el traslado del modelo subsirviente  de la hacienda y la religión a la guerrilla. Curas y cacique, sustituidos por algunos varones y jefes guerrilleros, con admirables excepciones. Pero queda la sensación de auto negación, la desigualdad de género, la entrega total. Triste, como un bolero de Javier Solís.

Pero el libro también narra asuntos hermosos como la hermandad de las armas, que sobrevive el tiempo y las fallas personales, la responsabilidad, solidaridad y respeto por la vida de otras personas, otra vez, con las excepciones de los malandrines expuestos en la historia. Una vida como de santos, exactamente como se la imaginaba el poeta Leonel Rugama, y cuya ideología la recoge el testimonio de El Viejo Martín, contado a Mario Rizo. Con honradez, con fe en un futuro mejor, con compromiso, y en el caso de Leticia, con tesón, con amor por la misión bien cumplida.

Sin homogeneidad

Un recorrido por las memorias escritas por hombres sobre la lucha sandinista, los protagonistas van cronológicamente creándose  héroes, construyéndose un pedestal. Hasta hay uno, que es todo sajurín, ya sabía todo lo que iba a pasar hasta el final, si acaso  apenas no vislumbró los negocios del Alba.

Las remembranzas contadas por Leticia Herrera pueden leerse como un Bildungsroman,  novela de aprendizaje o educación, en este caso negativo. La historia no termina con una estatua para la heroína, al estilo de La Montaña no es más que una estepa verde o El Zorro. Al final, las memorias de Leticia nos enseñan a las mujeres lo que no debemos hacer: auto negarnos, sacrificarnos, entregar el alma, así sea para traer el cielo a la tierra. Al fin y al cabo, uno de mis mejores amigos siempre recuerda, citando a Ernesto Cardenal, que la gloria, no es como la escriben los libros de historia, sino una zopilotera con un gran hedor.

No se puede homogenizar la experiencia de todas las mujeres dentro del FSLN, ni cómo vivieron el poder y la violencia. Leticia pertenece a la generación de cinco mujeres pioneras. Y muy parecidas entre sí, fuertes, adustas. Como santas.

La generación que entró a la guerrilla después del 73 en los 70 era numerosa y ya tenía vagas nociones sobre los derechos de las mujeres, por eso plantó resistencia. La mayoría no se vivió como víctima de los acosadores sino que, apropiadas de su sexualidad, la usaron. Para decir no quiero,  o conquistar, para realizarse sexualmente fuera de los esquemas moralistas burgueses, diría Alejandra Kollontai, en su obra Los jóvenes  y la nueva moral sexual.

Los retratos de las personas, igual que las memorias, tienen la desventaja de representar facetas que luego parecen estatuas, y terminan cosificando, quitando la vida, la historia, las contradicciones personales. Esto vuelve planas las representaciones. Probablemente sea esa la causa que del  libro de Leticia no se observa gozo o trasgresión personal. Tan seria como semáforo, diría Carola Brantome.

La vida clandestina se vivió la vida en un hilo pero  de manera vital. 
Entre los guerrilleros de los 70, por lo que conozco, hubo algunos que se escaparon al cine a ver Saturday Night Fever, otro que pidieron, un pasquín de Condorito, música de Cuco Sánchez, otras que se escaparon para ver a las parejas, otros que jugaban bromas como ordenarle a un subordinado que se pusiera dientes de oro para mimetizarse con el campesinado, y claro, recibió como respuesta un recuerdo a su progenitora.

Pero la representación de Leticia es un daguerrotipo de donde la alegría huyó. Y ya lo dijo Emma Goldman, feminista malbozaleada (1869-1940), para qué hacer una revolución si no se puede bailar.

Honrar la vida

El libro escrito a partir de entrevistas de un equipo español, registra  hechos creíbles y fácilmente comprobables: Leticia siempre se mantuvo en Nicaragua en la "runga". Estuvo a cargo de la organización de la población y de acciones militares, salvo tiempos de entrenamiento en Palestina y misiones de corto tiempo en el exterior. Ella organizaba el tejido conspirativo para terminar entregando  el mando a un hombre que desconocía la gente, las rutas, oportunidades y esto costó la vida de algunos. Lo clásico, las mujeres  haciendo el trabajo sin nunca ser reconocidas, nombrada jefas, como ella dice.

Como la redención no viene desde afuera, si al menos las mujeres aplicáramos a la vida de Leticia Herrera, los mismos parámetros que el poder ha aplicado a otros personajes de la lucha guerrillera nicaragüense,  el primer calificativo que salta a mi mente y va acorde con la época es el título de Madre de la Resistencia Urbana Sandinista, haciendo compañía al solitario Padre Resistencia Urbana comandante Julio Buitrago,

Es más, también "apóstol" de la unidad del sandinismo, como ella misma reivindica, al momento de la división del Frente en 1975, Leticia se dedicó junto con Camilo Ortega a buscar como restablecer comunicación con la gente de la montaña. Tanto ella como una también se pregunta, por qué no se le reconoce ese mérito.

Al  final, me dice mi amiga Cecilia Medal: “Leticia, nos deja mucho que pensar cuando dice Y entonces, ¿Cuál es la conclusión a todo esto?, De que realmente tenía que ser otra mujer la que pudiera complementarse conmigo, para yo poder cumplir con lo que las circunstancias en ese momento demandaban, porque con los hombres no se puede contar y nunca conté con los hombres".

sábado, 18 de abril de 2015

Consejos para la mujer fuerte....Gioconda Belli (1948)


Gracias, bello lo comparto y lo asumo. Sylvia
Consejos para la mujer fuerte
Si eres una mujer fuerte
protégete de las alimañas que querrán
almorzar tu corazón.
Ellas usan todos los disfraces de los carnavales de la tierra:
se visten como culpas, como oportunidades, como precios que hay que pagar.
Te hurgan el alma; meten el barreno de sus miradas o sus llantos
hasta lo más profundo del magma de tu esencia,
no para alumbrarse con tu fuego
sino para apagar la pasión
la erudición de tus fantasías.
Si eres una mujer fuerte
tienes que saber que el aire que te nutre
acarrea también parásitos, moscardones,
menudos insectos que buscarán alojarse en tu sangre
y nutrirse de cuanto es sólido y grande en ti.
No pierdas la compasión, pero témele a cuanto conduzca
a negarte la palabra, a esconder quién eres,
lo que te obligue a ablandarte
y te prometa un reino terrestre a cambio
de la sonrisa complaciente.
Si eres una mujer fuerte
prepárate para la batalla:
aprende a estar sola,
a dormir en la más absoluta oscuridad sin miedo,
a que nadie te tire sogas cuando ruja la tormenta,
a nadar contra corriente.
Entrénate en los oficios de la reflexión y el intelecto.
Lee, hazte el amor a ti misma, construye tu castillo,
rodéalo de fosos profundos,
pero hazle anchas puertas y ventanas.
Es menester que cultives enormes amistades,
que quienes te rodean y quieran sepan lo que eres,
que te hagas un círculo de hogueras y enciendas en el centro de tu habitación
una estufa siempre ardiente donde se mantenga el hervor de tus sueños.
Si eres una mujer fuerte
protégete con palabras y árboles
e invoca la memoria de mujeres antiguas.
Haz de saber que eres un campo magnético
hacia el que viajarán aullando los clavos herrumbados
y el óxido mortal de todos los naufragios.
Ampara, pero ampárate primero.
Guarda las distancias.
Constrúyete. Cuídate.
Atesora tu poder.
Defiéndelo.
Hazlo por ti.
Te lo pido en nombre de todas nosotras.
Gioconda Belli
(Nicaragua, 1948)

lunes, 13 de abril de 2015

Siete cosas que no sabia del Yoga....

http://elpais.com/elpais/2014/09/25/buenavida/1411630407_186164.html


Confiese: ha preparado su primera clase de yoga a conciencia. Puede que anoche cenara pollo al curry, en homenaje al honorable pueblo hindú con el que espera fundirse en amorosa simbiosis (y como posible despedida a los alimentos cárnicos: ¿no se vuelve uno vegetariano cuando lleva mucho tiempo practicando yoga?). Quizá a modo de calentamiento se deleitara con la escucha repetida de un disco en solitario de Nacho Cano. Para la indumentaria, tal vez decidió estrenar ese pantalón hippy, amplio y de tiro bajo, que guardaba en el armario a la espera de ocasión. ¿Acaso no va el yoga de todo eso?
A diferencia de otras prácticas corporales —pilates, aeróbic—, diáfanas en su configuración y objetivos, del yoga uno no sabe bien qué esperar. De su filosofía a su parafernalia, un exótico misterio rodea esta disciplina milenaria que cuenta con adeptos asociados en España desde 1976. Por eso, es probable que después de esa primera clase se pregunte: ¿por qué nadie me dijo que…?
  1. Produce agujetas. Aunque lo oferten gimnasios, el yoga no es un deporte. Sin embargo, ¡ay de usted como no esté en forma! Los novatos que creen que esto va de cruzar las piernas y decir “om” todo el rato lo pasarán francamente mal: el yoga consiste en una serie de ejercicios de estiramiento o equilibrio (asanas, en sánscrito) que suelen revelar al perplejo neófito lo oxidado que está. O al revés: personas que se tenían por rígidas descubren con el yoga lo flexibles que son. “Como ejercicio físico, es el mejor”, apunta el maestro Víctor M. Flores (también conocido como Senge Dorje), fundador del Instituto de Estudios del Yoga, con sede central en Marbella. “Su supervivencia a lo largo de los siglos demuestra su eficacia. Las agujetas no son sino dolores de crecimiento”.
  2. No es necesario disfraz. No, una clase de yoga no es un casting para una película de Bollywood, así que deje las túnicas, pantalones tailandeses y faldas llenas de pliegues para carnaval. Lo principal en una actividad tan física es estar cómodo y no tener que preocuparse por si el faldón se le viene sobre la cabeza en la postura del perro cara abajo. No digamos la del arado. “Lo ideal es la lycra”, opina Flores. “Es magnífica. No es muy yóguica, pero sí muy práctica”.
  3. No se hace con música de Enya. Ni de Kenny G. En realidad, los maestros desaconsejan la ambientación musical durante la práctica del yoga. “En cuarenta y cuatro años nunca he utilizado música de fondo”, dice Ramiro Calle, director del veterano centro de yoga Shadak (Madrid) y escritor, recientemente galardonado en EE UU por su libro Yoga en la selva (Ed. Cuento de Luz, 2014). “Se basta uno mismo con su propio cuerpo, su respiración, su mente… ¡bastante dispersos y centrifugados estamos ya!” El silencio debe reinar, por tanto, en estas estancias; un silencio, si acaso, interrumpido por resoplidos, exhalaciones y otros ruidos corporales debidos al esfuerzo, algunos de los cuales se pueden evitar suprimiendo comidas copiosas antes de la clase.
  4. Hay que olvidarse del sentido del ridículo. Seamos claros: algunas posturas del yoga son… raras. Es frecuente que los principiantes acometan con cierto pudor sus primeros ademanes. Claro que entre la singularidad de las posturas, el silencio imperante y nuestras pintas con los faldones ondeando a la altura de la nariz, tampoco es de extrañar. “Cuando el practicante tiene esa sensación la culpa siempre es del instructor, que no lo motiva o no le quita hierro a algo muy humano, que es la exposición a la frustración. El yoga debe adaptarse al cuerpo, no al revés”, subraya Flores. El maestro Ramiro Calle explica: “Las posturas son de lo más natural, pues están tomadas de la naturaleza: animales, plantas… Cada uno está a lo suyo. No se trata de ganar un campeonato”.
  5. Está lleno de mujeres. Si es usted mujer, nueva en esto, y quiere sentirse arropada en su estreno por otras mujeres, está de enhorabuena. El yoga atrae principalmente a público femenino porque “no es competitivo. El macho alfa aquí está fuera de juego”, dice Flores. Si es usted un caballero y también gusta de sentirse arropado por señoras, se encontrará en su salsa. ¡Si es que en el yoga todo son buenas noticias!
  6. Requiere mucha concentración. Casi tan difícil como mantener las posturas es abstraerse de la novedosa escenografía —las varillas de incienso, la eventual decoración simbólica, el incongruente atuendo de algunos condiscípulos— y lograr concentrarse. Algunos dirán: ¿dejar la mente en blanco y concentrarse mucho en algo no es una contradicción? En el yoga, no: el yoga ejercita la mente para guiarla a ese ansiado estado de paz interior. “No hay yoga sin atención”, dice Ramiro Calle. “Así se entrena también la mente y la liberamos de todo tipo de malestar”.
  7. Engancha. Por último, otra de las cosas que más sorprenden al primerizo es lo rápido que transcurre la clase. Eso se debe a su marcada estructura. “Una clase de yoga incluye ejercicios de calentamiento, la sesión de posturas, la práctica de los ejercicios respiratorios y la relajación profunda. Se pasa enseguida, es muy amena”, asegura el maestro Calle. En general, agradecemos un poco de disciplina en nuestras vidas y muchos encuentran en la sala de yoga un remanso de paz al que vuelven cada día con más ganas. “Se enganchan a la vivencia que supone el yoga”, advierte Víctor M. Flores, “dado que trasciende el ejercicio para convertirse en una forma de vida”.

domingo, 5 de abril de 2015

Pasos para amrse a si mismo.....

/pasos-para-amarse-uno-mismo-louise-hay.
PASOS PARA AMARSE A UNO MISMO. LOUISE HAY 1. Deja de criticarte. La crítica nunca cambia nada. Niégate a criticarte. Acéptate exactamente tal y como eres. Todo el mundo cambia. Cuando te criticas, tus cambios son negativos. Cuando te apruebas, tus cambios son positivos.

 2. No te asustes. Deja de aterrorizarte con tus pensamientos. Es una forma horrible de vivir. Busca alguna imagen mental que te produzca placer (la mía son las rosas amarillas) e inmediatamente reemplaza el pensamiento aterrador por uno agradable.
3. Sé amable, apacible y paciente. Sé amable contigo. Pórtate bien contigo. Ten paciencia contigo mientras aprendes esta nueva forma de pensar. Trátate como tratarías a una persona a la que verdaderamente amas.
4. Sé tolerante con tu mente. El odio a uno mismo es el odio a los propios pensamientos. No te odies por tener los pensamientos que tienes. Cámbialos suavemente.
5. Elógiate. La crítica destruye el espíritu interior. El elogio lo construye. Elógiate todo lo que puedas. Alábate por lo bien que haces las cosas, por más insignificantes que sean.
6. Bríndate apoyo. Busca formas de apoyarte. Recurre a tus amigos y déjate ayudar. Es muestra de fortaleza pedir ayuda cuando se necesita.
7. Sé indulgente con tus aspectos negativos. Comprende que los creaste para satisfacer una serie de necesidades. Ahora estás encontrando formas nuevas y positivas de satisfacer esas mismas necesidades. De modo que deja amorosamente que las viejas pautas negativas se vayan.
8. Cuida de tu cuerpo. Infórmate sobre cuál es la nutrición adecuada para ti. ¿Qué clase de combustible necesita tu cuerpo para obtener la energía y vitalidad óptimas? Infórmate sobre las distintas modalidades de ejercicio físico que existen. ¿Qué tipo de ejercicio te gustaría hacer? Mima y venera el templo en el que vives.
9. Trabajo con el espejo. Mírate a los ojos a menudo. Expresa el creciente amor que sientes por ti. Perdónate mirándote al espejo. Conversa con tus padres mirándote al espejo. Perdónalos también.
10. ¡Hazlo ya! No esperes a sentirte bien, ni a perder peso, ni a tener el nuevo empleo o la nueva relación. Empieza ahora a hacer cosas y hazlas lo mejor que puedas.




































jueves, 2 de abril de 2015

Reglas de las mujeres sabias


Reglas de las mujeres sabias

1 Las mujeres sabias no viven quejándose, generan cambios.
2 Las mujeres sabias son atrevidas
3 Las mujeres sabias tienen buena mano con las plantas
4 Las mujeres sabias confían en su intuición y respetan la de los demás
5 Las mujeres sabias meditan diariamente y están en comunión con su interioridad
6 Las mujeres sabias defienden con firmeza lo que más les importa
7 Las mujeres sabias disciernen su camino también con el corazón
8 Las mujeres sabias dicen la verdad con compasión
9 Las mujeres sabias escuchan su cuerpo
10 Las mujeres sabias improvisan y juegan
11 Las mujeres sabias no imploran de manera dependiente
12 Las mujeres sabias se ríen juntas
13 Las mujeres sabias saborean lo positivo de la vida y lo comparten con sencillez.

Tomado del libro:
"Las Brujas no se quejan" Jean Shinoda Bolen

Mas sobre este tema en: 

domingo, 29 de marzo de 2015

En la secuencia de un Poema de Pablo Cuadra: Mi Jesus de todos los dias...ejemplo de masculinidad.



 
Domingo de Ramos y la risa de Jesús (Jaguar Pablo)
                        I
Los días pasados han sido duros para Jesús
Ha estado ocupado exorcizando demonios
reviviendo muertos y salvando adúlteras
Eso lo tiene cansado y un poco nervioso
Sabe que le esoeran cosas importantes
como la entrada a Jerusalen.
Esa ciudad tan populosa está llena
de judíos presuntuosos, personas indigentes
y maestros de la ley.
Abunda soldados que obedecen a Pilatos
y descontentos armados que siguen a Barrabás.
Jesús conoce a estos personajes
y sabe lo  que puede esperar de ellos.
de lo que no está seguro es del pueblo
de los hombres y mujeres de la multitud
muchos acompañaron al galileo
en el Sermón de la Montaña,
con fe y agradecimiento en us rostros
Jesús prefiere no penetrar sus corazones,
no sabe lo que va a encontrar y duda.
                          II
Las palmas y fervor del recibimiento
sorprenden al hijo de María
¡Hosana¡ Grita la muchedunbre
¡Bendito el que viene en nombre del Señor¡
Y Jesús ahora rie, rie con amargura
porque el Cielo le ha informado
que muchos de los presentes
orinto harán templar las paredes
con el grito de ¡Denle muerte¡
¡Ese hombre es blasfemo y amenaza
extraordinaria e inusualmente a Roma
Azoradle, matadle, crucificadle¡
¡Suekten, liberen, absuelvan a Barrabás¡
                          III
Y después cuando la risa se disipa
la mirada del Belemita se llena de tristeza.
y llora, llora todas la lagrimas de sus ojos
llenando su alma de amargura.

Magistral y bello Pablo. Me encanta. Un himno a la firmeza ante la veleidad humana, también a la confianza en la misión. JESUS, más allá de su divinidad, es uno de mis héroes por valiente, por su entereza e integridad. Lástima que no sepamos más de su condición de hombre apabullada por el realce a su DIVINIDAD hecha por los que en su nombre fundaron una institución que a veces no coincide con la causa que el predico. Me imagino a un Jesús humano, jugando con los niños de la cuadra, atento al grito de su madre "Es hora de venir para la casa, la cena está servida...". Aprendiendo con su papa "Jesús, no es así...el cepillo temes que empujarlo de esta manera..." Con sus hermanos en la batalla de todos los días. Fue el mayor, de por si una referencia generacional. Con que ternura ha de haber visto crecer a sus hermanos. Seguro supo de la caca y los miados, y a más de uno tuvo que chinear para calmar o simplemente para amar. Cuantas veces le habrá sobado la panza a su mama...y que mama! De buen ver, de acuerdo a su raza, más que el Jesús de filigrana que la sociedad occidental occidentalizo....por que se cree el ombligo del mundo. Como si el Universo girara todavía alrededor de la tierra, algo hay de errado en todo ese sentimiento barato de superioridad. . El, un varón de su raza. Moreno, pelo negro u obscuro...De guiños en los ojos con las chavalas guapas...Tal vez un besito en un rincón, un apretón bien dado? Las mujeres lo seguían...era líder y hombre. De verbo encendido, cuantos poemas de amor ha de haber escrito, Pablo, que no llegaron hasta nosotros. Tengo la CERTEZA de que tuvo mujer y familia y que fue un esposo y padre amantísimo. Su descendencia debe estar con nosotros. Algún día vamos a saber más de su vida, de su naturales humana. Si ese es mi Jesús de todos los días. El que tenía su erección cotidiana y se sobaba la paloma pensando en la vecina más guapa. Ese es el Jesús que me gusta. No el angelical y falso, impoluto y perfecto. me gusta el hombre, la parte de Él nunca descrita. El como convergencia del Ying y el Yang. Su masculinidad...que es lo que lo hace SER también uno de nosotros. Dicho sea de paso, cuanto le toco, y guardando las distancias, estoy convicto que le dijo al imperio, lacayos y detractores, "Que se rinda tu madre. Yo soy el que soy." Les suena conocido? Por supuesto, una frase que nunca va aparecer en la Biblia . Permítanme presentarles al Jesús de acuerdo a su raza...Sorpendidos? Este es mi JESUS de todos los días. Maestro excepcional. Líder. Fuerte. A través de El elevo mis oraciones al GRAN ESPIRITU. Cuando nos toque cruzar el puente sabremos de estos misterios. Por en cuanto en mi vida será hasta el último halito una referencia excepcional.

lunes, 16 de marzo de 2015

el pensamiento de Einstein en 10 frases

el pensamiento de Einstein en 10 frases

El científico alemán revolucionó la física con su teoría de la relatividad y se convirtió en la mente más reconocida del siglo XX

¿Cómo comprender el alcance de un pensamiento tan complejo como el de Albert Einstein sin saber nada de física? Esa dificultad ha provocado que la mayoría de las personas lo reconozcan como un genio, pero sin saber por qué.

Si bien es imposible transmitir cabalmente la importancia de sus aportes al conocimiento sin adentrarse en el lenguaje experto de la ciencia, una buena manera de aproximarse a su mente es leerlo. A continuación, diez de las frases que mejor revelan su original forma de ver el mundo.


1. "La experiencia más hermosa que podemos tener es el misterio. Es la emoción fundamental que se posa en la cuna de la verdad y de la ciencia verdadera. Quien no la conoce y no se puede maravillar vale tanto como un muerto, y tiene los ojos ensombrecidos" ("El mundo como yo lo veo", ensayo de 1930).

2. "El adulto común nunca piensa en los problemas del tiempo y el espacio. Yo, por el contrario, me desarrollé tan lentamente que no empecé a preguntarme por el tiempo y el espacio hasta la adultez. Entonces escarbé más hondo en el problema que cualquier otro adulto o niño lo haya hecho" (En una carta enviada al científico James Franck)

3. "Lo importante es no dejar nunca de preguntar. La curiosidad tiene sus propias razones para existir" (dicho a su editor, William Miller).

4. "Como ser humano, uno está dotado con la inteligencia suficiente como para ver claramente lo profundamente inadecuada que es esa inteligencia cuando se confronta con lo que existe" (carta de 1932 a la Reina Isabel de Bélgica).

5. "La mayor parte de los profesores pierden el tiempo haciendo preguntas que sólo buscan descubrir lo que el alumno no sabe, mientras que el verdadero arte de preguntar es descubrir lo que un alumno sabe y es capaz de saber" (diálogo con el escritor y filósofo polaco Alexander Moszkowski)

6. "Una cosa que aprendí en una vida larga es que toda nuestra ciencia, comparada con la realidad, es primitiva e infantil. Y sin embargo, es la cosa más preciada que tenemos".

7. "Las ideas que iluminaron mi camino, y que una y otra vez me dieron fuerzas para enfrentar la vida con alegría, son la bondad, la belleza y la verdad. Sin un sentido de la bondad, sin la ocupación por el mundo objetivo, sin lo enernamente inalcanzable en el campo del arte y la ciencia, la vida habría parecido vacía para mi. Los objetos triviales del esfuerzo humano -las posesiones, el éxito externo y los lujos- siempre me han parecido despreciables" ("El mundo como yo lo veo", ensayo de 1930).

8. "Yo soy judío de herencia, suizo de ciudadanía, y de composición un ser humano, y sólo un ser humano, sin ningún apego especial a ningún estado o entidad nacional" (carta de 1918 a Alfred Kneser).

9. "Cuanto más refieren a la realidad, las leyes matemáticas se vuelven inciertas; y cuanto más certeras son, menos se refieren a la realidad" (discurso de 1921 a la Academia Prusiana de Ciencia).

10. "El sentido común no es más que un conjunto de prejuicios depositados en nuestra mente antes de llegar a los 18 años".

Einstein nació en Ulm, Alemania, el 14 de marzo de 1879. En 1905, cuando tenía sólo 26 años y recién se adentraba en el mundo de la física, se hizo famoso al publicar en un artículo su "teoría de la relatividad especial", que iría reformulando y profundizando con el tiempo.

En 1921 obtuvo el Premio Nobel de la Física. Doce años más tarde, dejó Europa para instalarse en Estados Unidos, donde tendría una intensa actividad científica hasta su muerte, en 1955.

http://www.formarse.com.ar/Ciencia%20y%20ovnilogia/El-pensamiento-de-Einstein.html

domingo, 22 de febrero de 2015

Y de coger ni hablamos?


http://www.sinembargo.mx/opinion/21-02-2015/32048

Reproducido del muro de Daysi Zamora

¿Y de coger ni hablamos?

Alberto Alcocer / @beco / b3co.com
Alberto Alcocer / @beco / b3co.com
50 sombras de Grey es una película mala, sí: aburrida, un chick flick típico, nada sorprendente, predecible, más bien sosa y mediocre como miles de películas mediocres ha habido a lo largo de la historia del Cine. Basada en una novela igual de mala en cuanto a valor literario.

Pero el hecho es que convoca a millones de mujeres y, en lugar de aguzar el olfato para comprender el evento como un síntoma y tratar de dilucidar qué querría decirnos que, en pleno 2015, las mujeres respondan en masa ante la posibilidad de leer escenas sexuales o de verlas en la pantalla; nos clavamos en descalificar la película metiendo con calzador criterios de género para su análisis.

Y a riesgo de que me den duro y tupido (¡oh, sí! denme pero con arte), estoy convencida de que nos equivocamos tratando de mirar el fenómeno desde ahí.

No hemos entendido nada de la verdadera libertad por más que vociferemos sobre nuestra visión incluyente del mundo. Y lo sostengo porque esa pasarela de interpretaciones obsesivas sobre cómo deberíamos ser, cómo deberíamos comer, cómo deberíamos hablar, cómo deberíamos expresar un correcto sentido del humor, cómo deberíamos enamorarnos, cómo se debería asumir correctamente la masculinidad, cómo debería comportarse una mujer empoderada y hasta cómo deberíamos estimular nuestro erotismo o – para decirlo sin filtros-, cómo deberíamos calentarnos para procurar una buena cogida es una enfermedad colectiva que encuentro verdaderamente alarmante.

El asunto es que entre una y otra causa sesgada ese intento de inclusión termina siendo terriblemente excluyente, dictatorial y persecutorio contra todo el que no piense que la minoría que defiendo es tan importante como la minoría que defiende él.

¿Es que no lo vemos?

Los fenómenos virales que ocurren en nuestro imperio digital son interesantísimos eventos que, si tuviéramos menos prisa por salir a descalificarlos demostrando nuestra brillantez posmoderna y más apertura para mirarlos tranquilamente a profundidad; nos revelarían con tremenda riqueza qué está pasando con nosotros como especie. Pero no, una y otra vez se impone el ruido multitudinario, el juicio moral disfrazado de conceptos políticamente correctos, la voracidad por lo inmediato y la vomitiva pulsión por corregirle la plana a todo el que no piense como nosotros.

Cuando deberíamos aprovechar este o cualquier otro bendito pretexto para hablar de sexo, de erotismo, de libertad para cultivar nuestro personalísimo placer, en resumen: de ganas de coger.
Ahora me explico.

La ansiedad se alimenta de la restricción, así funcionan los resortes de la psique: pónganse a dieta y verán cómo, desde el minuto que le den la orden a su cerebro para catalogar alimentos prohibidos, empiezan a desearlos con una desesperación inaudita; decidan dejar de fumar y verán cómo, apenas pensarlo, el cuerpo les pide fumar tres cigarros en lugar de uno… así es la cosa.
Es decir que hay una relación directamente proporcional entre la ansiedad con la que deseamos algo y la rigidez con la que se restringe y el grado en el que resentimos la ausencia de ese satisfactor en nuestras vidas.

Y, para que lo que voy a decir no suene a verdad de Perogrullo, les comparto algunos datos que se publicaron hace unos días en El País a propósito de las búsquedas sobre sexo en Google:

Las búsquedas de “matrimonio sin sexo” superan en tres veces y media a las de “matrimonio infeliz”, y en ocho veces a las de “matrimonio sin amor”. Hay 16 veces más quejas de que el cónyuge no desea practicar sexo que de que la pareja no está dispuesta a hablar.
Pues sí, las salas de cine abarrotadas por mujeres casadas y jovencitas deseosas de ver encuentros carnales “novedosos” permite, fácilmente, inferir dos cosas: que la actividad sexual en sus vidas es poca o nula y que sus prácticas probablemente sean monótonas, aburridas; nada para alegrarse pero tampoco nada para sorprenderse.

Lo que sí sorprende es que, con tanto alarde de liberación femenina, y con tanto alarde de no discriminación hacia las preferencias sexuales; haya tal cantidad de voces intelectuales descalificando que a un grupo de mujeres les caliente ese tipo de contenido que ha sido llamado “mommy porn” o pornografía para mamás. Como broma está bien, para divertirnos con el asunto da para mucho y unas buenas carcajadas siempre serán bienvenidas.

Pero es que hay quienes se han tomado la cruzada muy en serio. Yo nada más digo, cuidado: hay una sospechosa similitud entre la reacción descalificadora actual porque no se habla de sexo como “debería” y la reacción ultraconservadora de quienes, un siglo atrás, prohibían categóricamente hablar de sexo.

Por fin, ¿defendemos o no el derecho a la libertad carnal, al puro ejercicio del placer, a la desvergüenza para poder decir: soy mujer, me gustan tales o cuales prácticas sexuales y lo que me excita es esto?

Tener como recurso de estimulación erótica el libro vaquero, a Baudelaire, al Marqués de Sade o las 50 sombras de Grey debería ser terreno de libertad inalienable e irreductible. Y no veo por qué, si el orgasmo es de quien lo trabaja, el método para llegar a él no sea también elección y trabajo individual de cada quien.

Y reitero que estoy hablando del libre albedrío ejercido sobre lo más sagrado y acaso lo único realmente propio que tenemos que es el cuerpo.

Tampoco me interesa repasar la calidad cinematográfica o literaria porque me parece un despropósito y una pérdida de tiempo pues repito que la novela y la película son mediocres y no hay mucho más que decir al respecto. Claro que coincido con quienes intentan promover otros títulos eróticos que yo misma he tenido entre mis manos y me han hecho suspender el aliento y sentir ese golpecito agudo en la entrepierna al leerlos; por nombrar algunos diré Lolita de Vladimir Nabokov que es una gloria y en su momento fue tan injustamente rechazada y censurada, Las edades de Lulú de Almudena Grandes, El Amante de Marguerite Duras o, para reivindicar textos nacionales y contemporáneos, cito tres que se pueden conseguir fácilmente: Brama de David Miklos, Los abismos de la piel de Lourdes Meraz y Demasiado Amor de Sara Sefchovich.

Pero vuelvo al punto: que existan campañas digitales contra el pezón en redes sociales y que se tenga que camuflar en las imágenes donde aparecen unas tetas para evitar la perturbación de las buenas conciencias o que el ideal del cuerpo femenino siga imponiéndose como prototipo único en los medios de comunicación, son hechos que algún parecido guardan con las represalias ideológicas de quienes piensan que hay reglas para el erotismo y se empeñan en imponer un “deber ser” para la correcta expresión de la sexualidad.

Piénsenlo dos veces y verán cómo todo apunta a una misma pulsión punitiva y prejuiciosa. Es como si nuestras cansinas ideologías de civilización neurótica fueran los nuevos cinturones de castidad que impiden disfrutar del cuerpo según el antojo de cada individuo.

La famosa frase de John Lennon, esa que dice que vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor mientras la violencia se practica a plena luz del día, me hace reflexionar en por qué no nos escandalizamos con la cantidad de películas de violencia hollywoodense cuyo leitmotive es la sangre y en las que lo mismo vemos volar en pedazos autos y edificios que cuerpos humanos; lo común es que ante eso nadie se alarme pues nos hemos normalizado con semejante contenido, pero aparece una película con pretensiones eróticas y todo el mundo levanta el dedo para señalar algo. Por ello insisto en que hay que pensarlo mejor, en que hay que pensarnos mejor.

Así que más allá del irritante fenómeno comercial, del contenido poco profundo y de la lluvia de lugares comunes que esta historia cuenta; aceptemos que algo bueno ha salido de ella y es que deja claro un mensaje: las mujeres buscamos, abiertamente y cada vez con menos riesgo de ser llamadas putas, contenido sexual y erótico en nuestras preferencias de entretenimiento.

La película rompió récord en 11 países el fin de semana de su estreno y recaudó más de 240 millones de dólares.

¿Que las mujeres no pensamos en sexo? Tabú derribado, y de qué manera.
@AlmaDeliaMC

sábado, 21 de febrero de 2015

Al cumplir los 80...

http://elpais.com/elpais/2013/07/10/opinion/1373457617_864305.html

Si, me faltan unos anos...Desde los 60 la distancia parece inmensa. Ya sabemos que no es asi. El tiempo pasa volando! Me alegro de asomarme al futuro en las letras de este insigne neurologo y escritor. Comparto con el la misma sensacion "Me siento contento de estar vivo" aunque no estoy limitado por la vida. La muerte, tan poderosa, no solo forma parte de la vida y es inevitable, sino que en este ciclo ya esta vencida. Vivo por adelantado en las vidas de mis hijos y mis nietos. Ya no soy yo en estas vidas nuevas. Pero, los veo una y otra vez...y cuanto tienen de mi. El Mariano ya conquisto el futuro. La inercia de la genetica me ha llevado a otras vidas en un vaiven comun pata todos nosotros, viajeros temporales en este universo que llenos de fantasia pensamos que es unico. Desde una de mis frases preferidas "Vida nada me debes, vida estamos en Paz" lo digo con conviccion: bienvenidos los 70 y tambien los 80 y mas alla si fuera el caso. La muerte tambien hoy, manana, pasado manana. Cuando me toque. Solo quiero una muerte dulce. Despues sere un ciudadano de este magnifico universo que nos rodea, formare parte de la energia universal y esperare de nuevo mi turno para volver si fuera el caso. Los dejo con estas disquiciones que a continuacion abordan este tema con mas propiedad que estos rapidos comentarios.

Al cumplir los 80

No pienso en la vejez como en una época cada vez más penosa que tenemos que soportar de la mejor manera posible, sino en una época de ocio y libertad, liberados de las urgencias artificiosas de días pasados



RAQUEL MARÍN

Anoche soñé con el mercurio: enormes y relucientes glóbulos de azogue que subían y bajaban. El mercurio es el elemento número 80, y mi sueño fue un recordatorio de que muy pronto los años que iba a cumplir también serían 80. Desde que era un niño, cuando conocí los números atómicos, para mí los elementos de la tabla periódica y los cumpleaños han estado entrelazados. A los 11 años podía decir: “soy sodio” (elemento 11), y cuando tuve 79 años, fui oro. Hace unos años, cuando le di a un amigo una botella de mercurio por su 80º cumpleaños (una botella especial que no podía tener fugas ni romperse) me miró de una forma peculiar, pero más adelante me envió una carta encantadora en la que bromeaba: “tomo un poquito todas las mañanas, por salud”.

¡80 años! Casi no me lo creo. Muchas veces tengo la sensación de que la vida está a punto de empezar, para en seguida darme cuenta de que casi ha terminado. Mi madre era la decimosexta de 18 niños; yo fui el más joven de sus cuatro hijos, y casi el más joven del vasto número de primos de su lado de su familia. Siempre fui el más joven de mi clase en el instituto. He mantenido esta sensación de ser siempre el más joven, aunque ahora mismo ya soy prácticamente la persona más vieja que conozco.

A los 41 años pensé que me moriría: tuve una mala caída y me rompí una pierna haciendo a solas montañismo. Me entablillé la pierna lo mejor que pude y empecé a descender la montaña torpemente, ayudándome solo de los brazos. En las largas horas que siguieron me asaltaron los recuerdos, tanto los buenos como los malos. La mayoría surgían de la gratitud: gratitud por lo que me habían dado otros, y también gratitud por haber sido capaz de devolver algo (el año anterior se había publicado Despertares).

A los 80 años, con un puñado de problemas médicos y quirúrgicos, aunque ninguno de ellos vaya a incapacitarme. Me siento contento de estar vivo: “¡Me alegro de no estar muerto!”. Es una frase que se me escapa cuando hace un día perfecto. (Esto lo cuento como contraste a una anécdota que me contó un amigo. Paseando por París con Samuel Beckett durante una perfecta mañana de primavera, le dijo: “¿Un día como este no hace que le alegre estar vivo?”. A lo que Beckett respondió: “Yo no diría tanto”). Me siento agradecido por haber experimentado muchas cosas –algunas maravillosas, otras horribles— y por haber sido capaz de escribir una docena de libros, por haber recibido innumerables cartas de amigos, colegas, y lectores, y por disfrutar de mantener lo que Nathaniel Hawthorne llamaba “relaciones con el mundo”.

Siento haber perdido (y seguir perdiendo) tanto tiempo; siento ser tan angustiosamente tímido a los 80 como lo era a los 20; siento no hablar más idiomas que mi lengua materna, y no haber viajado ni haber experimentado otras culturas más ampliamente.

Siento que debería estar intentado completar mi vida, signifique lo que signifique eso de “completar una vida”. Algunos de mis pacientes, con 90 o 100 años, entonan el nunc dimittis —“He tenido una vida plena, y ahora estoy listo para irme”—. Para algunos de ellos, esto significa irse al cielo, y siempre es el cielo y no el infierno, aunque tanto a Samuel Johnson como a Boswell les estremecía la idea de ir al infierno, y se enfurecían con Hume, que no creía en tales cosas. Yo no tengo ninguna fe en (ni deseo de) una existencia posmortem, más allá de la que tendré en los recuerdos de mis amigos, y en la esperanza de que algunos de mis libros sigan “hablando” con la gente después de mi muerte.

Las reacciones se han vuelto más lentas pero, con todo, uno se encuentra lleno de vida
El poeta W. H. Auden decía a menudo que pensaba vivir hasta los 80 y luego “marcharse con viento fresco” (vivió solo hasta los 67). Aunque han pasado 49 años desde su muerte yo sueño a menudo con él, de la misma manera que sueño con Luria, y con mis padres y con antiguos pacientes. Todos se fueron hace ya mucho tiempo, pero los quise y fueron importantes en mi vida.

A los 80 se cierne sobre uno el espectro de la demencia o del infarto. Un tercio de mis contemporáneos están muertos, y muchos más se ven atrapados en existencias trágicas y mínimas, con graves dolencias físicas o mentales. A los 80 las marcas de la decadencia son más que aparentes. Las reacciones se han vuelto más lentas, los nombres se te escapan con más frecuencia y hay que administrar las energías pero, con todo, uno se encuentra muchas veces pletórico y lleno de vida, y nada “viejo”. Tal vez, con suerte, llegue, más o menos intacto, a cumplir algunos años más, y se me conceda la libertad de amar y de trabajar, las dos cosas más importantes de la vida, como insistía Freud.

Cuando me llegue la hora, espero poder morir en plena acción, como Francis Crick. Cuando le dijeron, a los 85 años, que tenía un cáncer mortal, hizo una breve pausa, miró al techo, y pronunció: “Todo lo que tiene un principio tiene que tener un final”, y procedió a seguir pensando en lo que le tenía ocupado antes. Cuando murió, a los 88, seguía completamente entregado a su trabajo más creativo.

Mi padre, que vivió hasta los 94, dijo muchas veces que sus 80 años habían sido una de las décadas en las que más había disfrutado en su vida. Sentía, como estoy empezando a sentir yo ahora, no un encogimiento, sino una ampliación de la vida y de la perspectiva mental. Uno tiene una larga experiencia de la vida, y no solo de la propia, sino también de la de los demás. Hemos visto triunfos y tragedias, ascensos y declives, revoluciones y guerras, grandes logros y también profundas ambigüedades. Hemos visto el surgimiento de grandes teorías, para luego ver cómo los hechos obstinados las derribaban. Uno es más consciente de que todo es pasajero, y también, posiblemente, más consciente de la belleza. A los 80 años uno puede tener una mirada amplia, y una sensación vívida, vivida, de la historia que no era posible tener con menos edad. Yo soy capaz de imaginar, de sentir en los huesos, lo que supone un siglo, cosa que no podía hacer cuando tenía 40 años, o 60. No pienso en la vejez como en una época cada vez más penosa que tenemos que soportar de la mejor manera posible, sino en una época de ocio y libertad, liberados de las urgencias artificiosas de días pasados, libres para explorar lo que deseemos, y para unir los pensamientos y las emociones de toda una vida. Tengo ganas de tener 80 años.

Cuando me llegue la hora, espero poder morir en plena acción, como Francis Crick

 liver Sacks es neurólogo y escritor. Entre sus obras destacan Los ojos de la mente, Despertares y El hombre que confundió a su mujer con un sombrero. Su último libro, Alucinaciones, lo publicará próximamente Anagrama.
© Oliver Sacks, 2013
Traducción de Eva Cruz.