Buscar este blog

jueves, 9 de febrero de 2012

Lo que quiero ahora...

Angeles Caso (Autora)
http://www.lavanguardia.com/magazine/20120119/54245109494/lo-que-quiero-ahora-angeles-caso.html


Lo que quiero ahora

Será porque tres de mis más queridos amigos se han enfrentado inesperadamente estas Navidades a enfermedades gravísimas. O porque, por suerte para mí, mi compañero es un hombre que no posee nada material pero tiene el corazón y la cabeza más sanos que he conocido y cada día aprendo de él algo valioso. O tal vez porque, a estas alturas de mi existencia, he vivido ya las suficientes horas buenas y horas malas como para empezar a colocar las cosas en su sitio. 

Será, quizá, porque algún bendito ángel de la sabiduría ha pasado por aquí cerca y ha dejado llegar una bocanada de su aliento hasta mí. El caso es que tengo la sensación –al menos la sensación– de que empiezo a entender un poco de qué va esto llamado vida.

Casi nada de lo que creemos que es importante me lo parece. Ni el éxito, ni el poder, ni el dinero, más allá de lo imprescindible para vivir con dignidad. Paso de las coronas de laureles y de los halagos sucios. Igual que paso del fango de la envidia, de la maledicencia y el juicio ajeno. Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los egoístas y ambiciosos que aspiran areposar en tumbas llenas de honores y cuentas bancarias, sobre las que nadie derramará una sola lágrima en la que quepa una partícula minúscula de pena verdadera. Detesto los coches de lujo que ensucian el mundo, los abrigos de pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante, las joyas fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen en las minas de esmeraldas y de oro a cambio de un pedazo de pan.

Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio bienestar y se desentiende del malestar de los otros, a base del cual construye su derroche. Y a los malditos indiferentes que nunca se meten en líos. Señalo con el dedo a los hipócritas que depositan una moneda en las huchas de las misiones pero no comparten la mesa con un inmigrante. A los que te aplauden cuando eres reina y te abandonan cuando te salen pústulas. A los que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser.

Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila.

También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario. 

Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. No estar jamás de vuelta de nada. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en una mujer amargada, pase lo que pase. Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí. Sólo quiero eso. Casi nada. O todo.

viernes, 3 de febrero de 2012

Por estas razones, y con perdón de mis colegas MACHOS, género al que orgullosamente pertenezco, Yo también....





Soy feminista

Nunca he declarado la guerra a los hombres; no declaro la guerra a nadie, cambio la vida: soy feminista. No soy ni amargada ni insatisfecha: me gusta el humor, la risa, pero sé también compartir los duelos de las miles de mujeres víctimas de violencia: soy feminista. Me gusta con locura la libertad más no el libertinaje: ... soy feminista.

No soy pro-abortista, soy pro-opción porque conozco a las mujeres y creo en su enorme responsabilidad: soy feminista. No soy lesbiana, y si lo fuera ¿cuál sería el problema? Soy feminista. Sí, soy feminista porque no quiero morir indignada. Soy feminista y defenderé hasta donde puedo hacerlo a las mujeres, a su derecho a una vida libre de violencias. 

Soy feminista porque creo que hoy día el feminismo representa uno de los últimos humanismos en esta tierra desolada y porque he apostado a un mundo mixto hecho de hombres y mujeres que no tienen la misma manera de habitar el mundo, de interpretarlo y de actuar sobre él.

Soy feminista porque me gusta provocar debates desde donde puedo hacerlo. Soy feminista para mover ideas y poner a circular conceptos; para deconstruir viejos discursos y narrativas, para desmontar mitos y estereotipos, derrumbar roles prescritos e imaginarios prestados.

Soy feminista para defender también a los sujetos inesperados y su reconocimiento como sujetos de derecho, para gays, lesbianas y transgeneristas, para ancianos y ancianas, para niños y niñas, para indígenas y afrodescendientes y para todas las mujeres que no quieren parir un solo hijo más para la guerra.

Soy feminista y escribo para las mujeres que no tienen voces, para todas las mujeres, desde sus incontestables semejanzas y sus evidentes diferencias. Soy feminista porque el feminismo es un movimiento que me permite pensar también en nuestras hermanas afganas, ruandesas, croatas, iraníes, que me permite pensar en las niñas africanas cuyo clítoris ha sido extirpado, en todas las mujeres que son obligadas a cubrirse de velos, en todas las mujeres del mundo maltratadas, víctimas de abusos, violadas y en todas las que han pagado con su vida esta peste mundial llamada misoginia. Sí, soy feminista para que podamos oír otras voces, para aprender a escribir el guión humano desde la complejidad, la diversidad y la pluralidad.

Soy feminista para mover la razón e impedir que se fosilice en un discurso estéril al amor. Soy feminista para reconciliar razón y emoción y participar humildemente en la construcción de sujetos sentipensantes como los llama Eduardo Galeano. Soy feminista y defiendo una epistemología que acepte la complejidad, las ambigüedades, las incertidumbres y la sospecha.

Sé hoy que no existe verdad única, Historia con H mayúscula, ni Sujeto universal. Existen verdades, relatos y contingencias; existen, al lado de la historia oficial tradicionalmente escrita por los hombres, historias no oficiales, historias de las vidas privadas, historias de vida que nos enseñan tanto sobre la otra cara del mundo, tal vez su cara más humana.

n fin soy feminista tratando de atravesar críticamente una moral patriarcal de las exclusiones, de los exilios, de las orfandades y de las guerras, una moral que nos gobierna desde hace siglos. Trato de ser feminista en el contexto de una modernidad que cumple por fin sus promesas para todos y todas. 

Como dice Gilles Deleuze "siempre se escribe para dar vida, para liberarla cuando se encuentra prisionera, para trazar líneas de huida". Sí, trato de trazar para las mujeres de este país líneas de huida que pasen por la utopía. Porque creo que un día existirá en el mundo entero un lugar para las mujeres, para sus palabras, sus voces, sus reivindicaciones, sus desequilibrios, sus desórdenes, sus afirmaciones en cuanto seres equivalentes políticamente a los hombres y diferentes existencialmente. Un día, no muy lejano, espero, dejaremos de atraer e inquietar a los hombres; dejaremos de escindirnos en madres o putas, en Marías o Evas, imágenes que alimentaron durante siglos los imaginarios patriarcales; habremos aprendido a realizar alianzas entre lo que representa María y lo que significa Eva. Habremos aprendido a ser mujeres, simplemente mujeres. Ni santas, ni brujas; ni putas, ni vírgenes; ni sumisas, ni histéricas, sino mujeres, resignificando ese concepto, llenándolo de múltiples contenidos capaces de reflejar novedosas prácticas de sí que nuestra revolución nos entregó; mujeres que no necesiten más ni amos, ni maridos, sino nuevos compañeros dispuestos a intentar reconciliarse con ellas desde el reconocimiento imprescindible de la soledad y la necesidad imperiosa del amor.

Por esto repito tantas veces que ser mujer hoy es romper con los viejos modelos esperados para nosotras, es no reconocerse en lo ya pensado para nosotras, es extraviarse como lo expresaba tan bellamente esta feminista italiana Alessandra Bocchetti. Sí, no reconocerse en lo ya pensado para nosotras. Por esto soy una extraviada, soy feminista. Y lo soy con el derecho también a equivocarme.

Florence Thomas

Cofundadora del grupo Mujer y Sociedad 

Facultad De Ciencias Humanas

Universidad Nacional De Colombia

lunes, 16 de enero de 2012

Sin secretos....


Sin-secretos (Siga el link!)

Mariano escribe con el corazón. De las vivencias del amor, la amistad y el trabajo en el exterior nacen poesías y testimonios,  llamativos ambos por su característica interiorista, profundamente humana, llena de sentimiento.  
Su poesía es una declaración de amor al evento social más importante del Siglo XX en nuestro país: la Revolución del 79.  Como el mismo señala “... fue la causa de amor más importante de una generación entera. Enamorados de ella, todo lo dejamos. Cataclísmica, intensa. Este sismo nos conmovió  hasta la fibra más íntima de nuestro ser. “ 
Le canta a su primer gran y hermoso amor desde el balcón de la nostalgia “El sol del recuerdo alumbra tu estatura de mujer…”. Continuamente seducido por el mundo femenino, mezcla el deseo, el cariño y el amor por la Revolución “… Tu estilo de hacer el amor es inconfundible. Pareces un jilguero, una leona, una tormenta. Sós como la Revolución, íntima y violenta”. 
Otras veces, enamorado, grita, “… te robé, para guardarla en el cofre del recuerdo la vibración final de tu entrega, tu sonrisa de despedida y las palabras – como cinceles – que labran en la piedra del futuro el camino de tu vientre”.  
A veces desgarradora, siempre tierna, esta poesía intimista recrea de diversas maneras el acto de amar. 
En los testimonios nos sorprende con un bello monólogo, impregnado de fantasías, reiterativo en su profunda y respetuosa pasión por la mujer.
Nos habla de su “abuelez”, en bellas palabras. Con una narrativa fácil de contador de cuentos nos relata una hermosa y simple historia: la del nacimiento de su nieto.
Enamorado de esta vida nueva, de esta experiencia mágica, casi alucinante para su mundo simple de hombre solo; recrea los diálogos con su hija amada, nos describe la pasión con que este evento vital fue literalmente narrado por Internet, especula acerca del futuro de esta vida nueva y sorprendente…
Cuenta una de sus experiencias como Voluntario Internacional Especialista de las Naciones Unidas en Angola. “En el barrio Cantínfulas” revive un hermoso proyecto comunitario de lucha contra la malaria en la ciudad de Kuito, Provincia de Bié, ciudad destrozada por la guerra civil, levantándose de las cenizas. Confiesa, aturdido por la sorpresa, “Una niña de meses de edad me daba sus brazos para que yo la sostuviera en mi regazo, ante el asombro de su familia. Delicadamente la tomé y la sostuve contra mi cuerpo, lleno de ternura... ¡Era la primera vez que una Bebé angoleña se dejaba acunar por mí! Rutinariamente, los niños pequeños me tenían miedo. Comprensible, éramos diferentes y extraños en su mundo infantil. Esto sucedía en el Barrio “Cantínfulas” de la Ciudad de Kuito, Provincia de Bié, Angola...” 
La Maestría, obtenida en el entorno de la guerra civil que azotó implacable el país por un decenio,  es una excusa para compartir reflexiones, historias y vivencias. Río de Janeiro aparece como una ciudad encantada que desafiaba y enriquecía el propósito de la misión, la tarea central, en el lenguaje de la época. Viaje épico para un hijo de la clasedos quintos, abajito de la clase media;  renegado de su extracción social. Con la sinceridad que lo caracteriza, señala: “Aquella ciudad era mágica, atractiva como mulata de escuela de samba. Increíblemente bella y sensual. Arrebataba los sentidos con sus playas, mujeres hermosas, gastronomía variada, arquitectura a veces espectacular, monumentos impresionantes, cultura desbordante… Estudiar en Río tenía que ser una tarea militante, sino la ciudad te mareaba con sus cantos de sirena. Más de uno llegó y se perdió en sus vericuetos. 
Con el hijo menor, tan amado, recrea el acto de la creación. Dios por un día, yendo del pasado al futuro, reflexiona acerca de la posteridad, la inmortalidad y los roles de hombres y mujeres. El hilo conductor es un homenaje a la familia. Su familia. Entorno, plataforma de proyección, asidero. Eje de compromisos y comuniones de vidas venideras.
Concluye con un homenaje al amor. “A mi lado, siempre, como siempre. Como debió haber sido siempre. Tu nombre arrulla mis noches…”
Poemas y testimonios. Intercambiables. Los poemas también son testimonios de la fuerza del amor y la amistad. Los testimonios suenan a veces como poemas. Prosa corrida, musical, rítmica. Apretada en largos párrafos, porque no decirlo, siempre amorosa.  
Lea a Mariano sin prisas. Ni su poesía ni su prosa tienen recovecos. Directos, llanos, sencillos. Sin secretos. Bienvenido a este placentero viaje. 

Jaime Gurdian

Seis cosas revelan la ignorancia del hombre....



Seis cosas revelan la ignorancia del hombre: cuando monta en cólera por causas triviales; cuando habla inútilmente cuando no debe; cuando se hace el generoso fuera de lugar; cuando divulga los secretos de sus amigos; cuando desconfía de todo el mundo sin razón alguna; cuando se halla incapaz de distinguir entre amigos y enemigos. 
Confucio
Confucio