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domingo, 22 de septiembre de 2013

Reflexiones en tus / mis 25 años

Reflexiones en tus / mis 25 años.

Tú has sido mi hijo amado. El esperado. Llegaste  a mi vida en el momento más oportuno. Preparado al fin para una paternidad, tu  madre, ese ser extraordinario que tanto ha contribuido en mi vida, te trajo al mundo, después de los menesteres del caso, haciéndose eco del poema de Gioconda Belli “Y Dios me hizo mujer”, hermoso himno a la femineidad y a su condición de género. Este cumpleaños es una buena excusa para reflexionar acerca de ti y de mi, acerca de nuestra condición de machos de la especie y de los roles que jugamos en la sociedad moderna. Sobre todo  para entender porque eres como eres, ese hermoso  regalo de la vida. ¿Por qué lo hago, amor? La razón es simple. Contigo me gradué de Padre y para lo que sirva en nuestra familia, quiero compartirlo. Quiero comenzar este desacato con una afirmación breve que sintetiza la esencia de nuestras diferencias. Tú, amor, eres mejor que yo. Mejor que cuando, aunque parezca mentira, también tuve 25. No tengo duda, serás mejor que yo también cuando te acerques a la curva de los sesenta. Tampoco tengo dudas, no eres perfecto, como ninguno de nosotros, pero tus puntos de partida son mejores que los de muchos, y por supuesto, que los míos. ¿Qué factores han influido en este proceso para modelarte hasta este momento de tu vida, hijo? Voy a improvisar. El área del crecimiento y del desarrollo emocional, psicológico y físico de un ser humano no es propiamente mi área, aunque siempre  haya estado interesada en ella y actualmente, desde mi posición laboral, este trabajando en ella. Pues bien, iniciemos este proceso de comparación entre mi vida y mi vida, para entender mejor las diferencias, coincidencia y extraer las lecciones aprendidas. Ambos fuimos fruto del amor y compartimos circunstancias donde el embarazo fue bienvenido. Papa y mama recurrieron a un tratamiento de fertilidad para “tenerme” y tu madrecita bella, mas allá de mis dificultades biológicas, quedo embarazada con solo enseñarle el calzoncillo, guardando las distancias por supuesto.  Hablando de distancias. Las distancias con nuestros hermanos que nos precedieron, en ambos casos era alta. Trece años en mi casa, 11 o 12 y 7 años en el tuyo. Fuimos amados desde nuestro nacimiento por nuestros padres y las familias  materna y paterna. Gozamos de abuelas y…¡que abuelas! . Tú tuviste la oportunidad de disfrutar del abuelo y la abuela materna, para mi mala fortuna yo no. Al abuelo Francisco lo asesinaron en León, por una disputa de tierras. Perdí la oportunidad de conocer a Don. Francisco Castellón, ancestro y progenitor de mi madre. Tampoco conocí a mis abuelos paternos: Virgilio Salazar  y Dulia Solórzano. Sí, nos acompañaron a ambos nuestros tíos y tías, maternos en tu caso, paternos y mtaernos en el mío; mas una “manada” de primos hermanos, más extensa por mi lado que por el tuyo en lo que relaciones directas se refiere. Hermosas ambas familias, más allá de nuestro núcleo inmediato. Cercanas, solidarias, cariñosas. Siempre presentes. Y aquí comienzan las diferencias en nuestros procesos de crianza y de convertirnos en hombres. Tu vida, amor, ha estado marcada por la estabilidad. Una casa, un preescolar, un colegio, una universidad, un barrio, una ciudad. Una…¡belleza! La mía por la inestabilidad. Al menos seis casas hasta la casita en Bello Horizonte, herencia  de mi madre, donde pienso terminar mis días desvariando encima de una hoja en blanco. Dos países, Costa Rica y Guatemala,  antes de radicarnos en Nicaragua e iniciar el proceso de hacerme y ser nicaragüense. Tu nunca tuvistes conflictos de nacionalidad, eres nica de “nasciencia”, yo lo soy por opción. Mi formación de primaria y segundaria repartida en tres países: Costa Rica, Guatemala y Nicaragua. Distribuida en 7 centros escolares, entre la primaria (3) y la segundaria (4). Estudiastes la carrera universitaria en la misma ciudad donde has vivido toda tu vida. A mí me toco irme para León a sacar la carrera de medicina. Tus hermanos te amaban desde que estabas en el vientre de tu madre. Llegaste y fuiste una alegría. Llego el “chichi” decían mis amorosos negros, tan bellos, a los cuales simplemente he aprendido a amar en esta encarnadura. Para mi hermano, desconozco las circunstancias, había llegado la competencia. Tú tuviste hermanos mayores, uno de ellos, verdadero ejemplo en tu vida de las cosas de hombres. El mío fue mas una figura de referencia. Preocupado por su vida y agenda. Queriéndome de refilón pero sin un compromiso solido conmigo. En fin, las circunstancias tampoco fueron fáciles para él, de acuerdo a lo poco que conozco de esa historia. Fueron más hermanos mayores, por ejemplo, Douglas, mi primo hermano tan querido y amigos como Agustín en las circunstancias en las que nos encontramos, que no eran sencillas, sin más detalles. Tus hermanos han sobrevivido a lo largo de tus ciclos  de vida. Vieron a tu madre embarazada. Te conocieron BB. Te han visto convertirte,  ciclo por ciclo, en el adulto joven que hoy eres. Cada etapa de tu vida, sin idealismos - también ellos estaban creciendo, transformándose, madurando - fue una oportunidad, cada uno con su propio estilo, para amarte, al estilo de Frank Sinatra “My way…”. Continúan presentes en tu vida y tú en la vida de ellos. Me quede solo a los 16 – 17 años. Mi hermanito murió de leucemia. Nuestra madre casi muere del dolor. Sobrevivió sobreponiéndose a la adversidad y vivió hasta el último de sus días con su corazón sangrando por esa terrible herida.  Tuviste padre y madre y…¡que madre! Una leona de tiempo completo para quererte, protegerte, entenderte, motivarte. En gran parte, eres producto de esa crianza amorosa de una madre dotada de gran sentido maternal y talento  natural para lidiar con un ser humano desde su nacimiento hasta la fecha. Una combinación nada fácil de encontrar en la vida. Papa a tu lado, siempre a tu lado. Cercano, presente, sin ánimo de perfección. Mas allá de mis aventuras, de las distancias a veces tan catastróficas. Yo en África y tu en América Central. Cumpliendo con el deber de estar ahí en la crianza de su hijo. Por teléfono a veces hasta satelital, internet. Hice hasta muecas y señales de humo para que supieras que estabas atrapado en mi corazón, Pero, al final, nada en especial. Solo la satisfacción del deber cumplido…y punto. Ya tus alas han crecido, hijo, y tu nariz apunta hacia otros nortes. Es normal. Te criamos para la vida y lo más importante, para TU vida. Los años van a continuar pasando, indetenibles. La vida, la eterna vencedora, te llevara por estos caminos de Dios donde tendrás que poner a prueba tus valores, tu estilo de vida, tus pasiones. Veremos, hijo, en el crisol de la existencia, de que madera estás hecho y…por lo que hemos visto hasta la fecha, estamos confiando en ti. Ya sabemos lo que viene. Tendrás en el momento oportuno tu propia familia. La escalera del ascenso social para cumplir con tus sueños y metas personales, familiares y del corazón, estará salpicada de competencia, a veces leal y la gran mayoría de las veces desleal. Los mediocres  se te colgaran de las “patas”, en buen nicaragüense, para que no asciendas hasta el cielo de ser la mejor versión de ti mismo. Las oportunidades aparecerán y tu tendrás que aprovecharlas. Muchas veces simplemente con sentido práctico. No vas a dejar de equivocarte. Es parte de ser y no de tener. Aprenderás, como todos. Vas a tener que llenarte de paciencia para saber…esperar, dejar fluir. Confiar en que la divinidad con su mano invisible acomodará tus circunstancias para que se cumpla en ti su propósito, y tú…haciendo tu parte, esforzándote al máximo, como ya lo haces. La Fe llegara también, de hecho ya existe. Madurará al suave, fácil, cuando lo menos lo pienses, será tan natural como reír y comer, complementando tu vida y acompañando tus sueños. El futuro, TU futuro, lo construirás sin mayores angustias, acompasando tus fases.  Ni tu mama ni tu papa hemos estado exentos de errores. Te acompañaran por el resto de tu vida. A veces como un lejano recuerdo, otras como una marca de fábrica, otras como una señal indeleble. Algo te garantizo, hemos tratado de dar por ti y esta familia, lo mejor de nosotros. Salvado de la cruz de la gran transformación social, eres más libre para ser TU en tus circunstancias. Creo, y este era el sentido original de estas notas a vuelo de pájaro, que a tu favor han jugado los siguientes factores. Con un escenario familiar como paño de fondo – no exento como es normal de divergencias y conflictos, pero con una dosis de cariño, respeto, compromiso y solidaridad siempre presente – estos  hechos fundamentales que menciono a continuación me parecen relevantes: un padre y una madre comprometidos contigo desde el momento de tu concepción hasta hoy, amorosos hermanos (a) que han enriquecido tu vida y viceversa, estabilidad en tu formación académica y vida cotidiana y solidas raíces en la nicaraguanidad. Para lo que le puedan servir estas notas a mis hijos e hija, aquí quedan estas rápidas apreciaciones. ¡Le doy gracias a Dios por ser como eres! ¿Descubriendo el agua tibia? Puede ser. Pero esta es mi manera de aprender y…compartir.


Papa Mariano