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miércoles, 27 de mayo de 2015

Una madre para la resistencia urbana de antes del '79 : reacciones de Silvia R. Torres al libro de Leticia Herrera.

Reacciones de Silvia Torres al LIbro de Leticia Herrera

martes, 26 de mayo de 2015


Una madre para la resistencia urbana de antes del ‘79


Una madre para la resistencia urbana de antes del ‘79

Sylvia R. Torres

Hay memorias insulsas y la hay fascinantes: unas inspiran, otras repelan y algunas causan problemas. Las memorias de Leticia Herrera (Editorial Icaria 2013) que circuló clandestinamente en Nicaragua, fascina, te mueve a la reflexión, te lleva en  "viaje al futuro", pero no te deja quieta y es difícil de soltar una vez que empezas a leerla. Fue a principios de 2015  que me enteré de su existencia a través de las redes sociales. Me acerqué a su contenido cuando un periódico local publicó un reportaje sesgado, destacando solamente aspectos que desfavorecían a personajes poderosos del régimen que gobierna el país.

Antes, el rumor sobre el libro circuló con el halo de "un fantasma recorre Nicaragua: las memorias de Leticia Herrera", Y empezó la búsqueda del libro titulado Guerrillera, mujer y comandante de la Revolución Popular Sandinista / Memorias de Leticia Herrera, de Alberto González, Maria Antònia Sabater Montserrat y Maria Pau Trayner Vilanova. Aún hoy nadie lo distribuye en Nicaragua. Entonces apenas accedimos, por internet, al capítulo introductorio. En Nicaragua, más tardó el reportaje en salir, que el Gobierno en despedir a la protagonista, entonces directora de una oficina del poder judicial. Demasiado. Yo me agencié mi ejemplar en Amazon.

Leer memorias personales podría fácilmente constituir una expresión de voyerismo, o algo menos glamoroso, de conocer chismes de otra manera vedados. Pero la industria de las memorias personales es boyante, cada año se publican decenas de las mismas y siempre hay lectoras, yo incluida, maravillándose de la verdadera vida de quienes las protagonizan.

Sin embargo, el intento por silenciar su voz terminó. Ahora el libro circula clonado, fotocopiado, contado, para  abonar a la reflexión histórica sobre cómo se gestó la transmutación de una causa justa por la que entregaron su vida miles de personas, justamente en lo que combatía. La obra constituye también un estudio arqueológico de cómo organizar movimientos sociales cuando la sociedad parece resignada al autoritarismo, y éste es inamovible como el Peñón de Gibraltar.

Olvidamos para sobrevivir y leemos para reconstruirnos o renacer, dijeron Héctor Abad y Juan Gabriel Vásquez. En la teoría de historia oral se mantiene que al narrar las personas construyen ontologías del ser, o sea teorías personales de porqué paso lo que pasó, lo cual permite a quien protagoniza, hacer sentido de su historia. ¿De qué historia nos teoriza Guerrillera, mujer y comandante?

El libro se puede leer como un manual de guerrilla en los tiempos casi jurásicos. El testimonio de Myriam, la Negra, la Gitana, las muchas identidades adoptadas por la guerrillera, enseña cómo ella zapateó barrios polvosos y no menos de 10  pueblos desconocidos para cosechar colaboradores, casas de seguridad y redes clandestinas de apoyo para la guerrilla.  Conocimiento que,  con la debida traducción a la era cibernética, sería de utilidad para armar el movimiento social que nos lleve a ser  la república.

No dejar la vida en ello

El testimonio muestra el costo personal de integrarse a la guerra siendo mujer. Al menos en los 60 y 70. Deja ver las  cotidianas y miserables luchas de poder, la inhumanidad de las estructuras militares en las que se escudaron acosadores sexuales y vividores. El pobre concepto que los supuestos "hombres nuevos" tenían de las "mujeres nuevas", y el traslado del modelo subsirviente  de la hacienda y la religión a la guerrilla. Curas y cacique, sustituidos por algunos varones y jefes guerrilleros, con admirables excepciones. Pero queda la sensación de auto negación, la desigualdad de género, la entrega total. Triste, como un bolero de Javier Solís.

Pero el libro también narra asuntos hermosos como la hermandad de las armas, que sobrevive el tiempo y las fallas personales, la responsabilidad, solidaridad y respeto por la vida de otras personas, otra vez, con las excepciones de los malandrines expuestos en la historia. Una vida como de santos, exactamente como se la imaginaba el poeta Leonel Rugama, y cuya ideología la recoge el testimonio de El Viejo Martín, contado a Mario Rizo. Con honradez, con fe en un futuro mejor, con compromiso, y en el caso de Leticia, con tesón, con amor por la misión bien cumplida.

Sin homogeneidad

Un recorrido por las memorias escritas por hombres sobre la lucha sandinista, los protagonistas van cronológicamente creándose  héroes, construyéndose un pedestal. Hasta hay uno, que es todo sajurín, ya sabía todo lo que iba a pasar hasta el final, si acaso  apenas no vislumbró los negocios del Alba.

Las remembranzas contadas por Leticia Herrera pueden leerse como un Bildungsroman,  novela de aprendizaje o educación, en este caso negativo. La historia no termina con una estatua para la heroína, al estilo de La Montaña no es más que una estepa verde o El Zorro. Al final, las memorias de Leticia nos enseñan a las mujeres lo que no debemos hacer: auto negarnos, sacrificarnos, entregar el alma, así sea para traer el cielo a la tierra. Al fin y al cabo, uno de mis mejores amigos siempre recuerda, citando a Ernesto Cardenal, que la gloria, no es como la escriben los libros de historia, sino una zopilotera con un gran hedor.

No se puede homogenizar la experiencia de todas las mujeres dentro del FSLN, ni cómo vivieron el poder y la violencia. Leticia pertenece a la generación de cinco mujeres pioneras. Y muy parecidas entre sí, fuertes, adustas. Como santas.

La generación que entró a la guerrilla después del 73 en los 70 era numerosa y ya tenía vagas nociones sobre los derechos de las mujeres, por eso plantó resistencia. La mayoría no se vivió como víctima de los acosadores sino que, apropiadas de su sexualidad, la usaron. Para decir no quiero,  o conquistar, para realizarse sexualmente fuera de los esquemas moralistas burgueses, diría Alejandra Kollontai, en su obra Los jóvenes  y la nueva moral sexual.

Los retratos de las personas, igual que las memorias, tienen la desventaja de representar facetas que luego parecen estatuas, y terminan cosificando, quitando la vida, la historia, las contradicciones personales. Esto vuelve planas las representaciones. Probablemente sea esa la causa que del  libro de Leticia no se observa gozo o trasgresión personal. Tan seria como semáforo, diría Carola Brantome.

La vida clandestina se vivió la vida en un hilo pero  de manera vital. 
Entre los guerrilleros de los 70, por lo que conozco, hubo algunos que se escaparon al cine a ver Saturday Night Fever, otro que pidieron, un pasquín de Condorito, música de Cuco Sánchez, otras que se escaparon para ver a las parejas, otros que jugaban bromas como ordenarle a un subordinado que se pusiera dientes de oro para mimetizarse con el campesinado, y claro, recibió como respuesta un recuerdo a su progenitora.

Pero la representación de Leticia es un daguerrotipo de donde la alegría huyó. Y ya lo dijo Emma Goldman, feminista malbozaleada (1869-1940), para qué hacer una revolución si no se puede bailar.

Honrar la vida

El libro escrito a partir de entrevistas de un equipo español, registra  hechos creíbles y fácilmente comprobables: Leticia siempre se mantuvo en Nicaragua en la "runga". Estuvo a cargo de la organización de la población y de acciones militares, salvo tiempos de entrenamiento en Palestina y misiones de corto tiempo en el exterior. Ella organizaba el tejido conspirativo para terminar entregando  el mando a un hombre que desconocía la gente, las rutas, oportunidades y esto costó la vida de algunos. Lo clásico, las mujeres  haciendo el trabajo sin nunca ser reconocidas, nombrada jefas, como ella dice.

Como la redención no viene desde afuera, si al menos las mujeres aplicáramos a la vida de Leticia Herrera, los mismos parámetros que el poder ha aplicado a otros personajes de la lucha guerrillera nicaragüense,  el primer calificativo que salta a mi mente y va acorde con la época es el título de Madre de la Resistencia Urbana Sandinista, haciendo compañía al solitario Padre Resistencia Urbana comandante Julio Buitrago,

Es más, también "apóstol" de la unidad del sandinismo, como ella misma reivindica, al momento de la división del Frente en 1975, Leticia se dedicó junto con Camilo Ortega a buscar como restablecer comunicación con la gente de la montaña. Tanto ella como una también se pregunta, por qué no se le reconoce ese mérito.

Al  final, me dice mi amiga Cecilia Medal: “Leticia, nos deja mucho que pensar cuando dice Y entonces, ¿Cuál es la conclusión a todo esto?, De que realmente tenía que ser otra mujer la que pudiera complementarse conmigo, para yo poder cumplir con lo que las circunstancias en ese momento demandaban, porque con los hombres no se puede contar y nunca conté con los hombres".

domingo, 10 de mayo de 2015

Para no olvidar las consecuencias de la impunidad: la triste historia de "Moralitos ", David Tejada y el Dr. Fracisco Cedeno...

Portada del diario La Prensa que da cuenta del crimen. CortesíaEl violento sol de Semana de Pascua calcinaba el pavimento de la carretera León-Managua. Rápido, desde su jeep militar, el hombrecito semi calvo y moreno apuntó su arma de guerra, y disparó. Los tiros reventaron en pedazos el vidrio de la ventana trasera del aparcado auto rojo y se alojaron certeramente en la asombrada humanidad del otro hombre, que como blanco inmóvil, recibió los balazos. Sólo había tenido tiempo de gritar a su esposa que se agachara. Ella estaba revisando las llantas del vehículo. Creían que una se había estallado, cuando sonó el primer tiro.

Asustada, la mujer se incorporó y corrió hacia el volante. El cuerpo sin vida de su marido manaba sangre. Con una sonrisa, el asesino la saludó militarmente, le dijo que no tuviera miedo por ella y escapó. Era el lunes 13 de abril de 1970.
La viuda, sola en plena carretera, limpiaba la sangre de los espesos bigotes negros de su marido, tocaba el cuerpo, lo abrazaba, quería llevarlo a un hospital, pedía ayuda. La auxiliaron unos campesinos que pasaban por ese fatídico kilómetro 56, movieron al muerto del timón y ella manejó hasta Managua, donde en el puesto militar de Las Piedrecitas denunció que su marido había sido asesinado.
Al día siguiente, el titular a ocho columnas del diario La Prensa recogió la noticia: «Moralitos asesina al Capitán Fernando Cedeño». Otras notas periodísticas revelaban que para «Moralitos» vengarse de Cedeño se había convertido en una obsesión.
Una corte Militar
Para quienes no recuerdan el suceso, o aún no habían nacido para conocerlo, el caso se había iniciado dos años antes, cuando Cedeño dictaminó en la Corte Militar que se montó para acusar a «Moralitos», que el ex-Teniente David Tejada, había muerto como consecuencia de la golpiza que le propinaron cuando era reo de Oscar Morales. Esto había ocurrido precisamente un Viernes de Dolores, el viernes 5 de abril de 1968.
Tejada, al momento de su muerte, era un dirigente estudiantil y algunos conocían que junto con su hermano René había tenido roces con «Moralitos», que culminaron con la captura, vapuleada y posterior fallecimiento en las ergástulas de la Tercera Compañía que jefeaba Oscar Morales.
 Cedeño, en su declaración ante la Corte Militar que juzgaba a «Moralitos» por la muerte de Tejada, dijo que Moralitos, quien era su Comandante Militar, no quiso llevar a los hermanos Tejada al hospital y le ordenó a él, como médico militar, que los revisara. Cedeño testimonió que los jóvenes reos habían sido golpeados fuertemente y que consideraba que esta paliza había matado a Tejada.
Convertido en héroe
Por estas declaraciones radiodifundidas nacionalmente desde la Corte Militar, Cedeño se convirtió en un héroe nacional y Morales en un asesino que fue condenado a prisión.
El caso que adquirió ribetes sumamente dramáticos tenía como versión oficial del acusado de que Tejada había sido lanzado al Volcán Santiago de Masaya, en la luna llena del Viernes Santo. Pero también se manejó que un médico militar y otros oficiales habían inyectado gasolina y quemado el cadáver, cuyos restos fueron enterrados en el cuartel «Mokorón» que controlaba Morales y que estaba situado en las alturas de la loma ubicada frente al Recinto Universitario de la UNAN.
Pero antes de que empezaran estos comentarios, tras ya conocer el fallecimiento del ex Teniente David Tejada, los familiares y compañeros universitarios de los Tejada y aún ciertos militares sólo manejaban la versión de que los hermanos Tejada habían desaparecido y no se encontraban por ninguna parte.
Alguien dijo que andaban en el mar. Otro contó que los habían visto en el restaurante Munich discutiendo con un militar. La grita del pueblo no se hizo esperar, pedían ver a los jóvenes exmilitares que también eran estudiantes universitarios y en ese momento, por tanto, se especulaban como víctimas de la dictadura.
Morales fue acusado por la Fiscalía Militar representada por el Coronel José Ramón Silva Reyes. Morales fue condenado a prisión por la muerte de David Tejada. De inmediato tanto Silva Reyes, como Cedeño, el testigo principal, se convirtieron en víctimas de las amenazas y atentados de Morales. Por sus vínculos con importantes jefes militares, Moralitos no llegó a estar encarcelado. Era un reo de confianza en su natal León, mientras Cedeño era amenazado anónimamente y mal visto por sus colegas.
Cedeño y su familia denunciaban que el Mayor Morales circulaba libremente. Una vez Silva Reyes denunció que había tratado de matarlo a él. La Guardia Nacional desmentía lo dicho por testigos y reiteraba que el Mayor Morales se encontraba reo en el Fortín de Acosasco de León. Así pasaron dos años.
Venganza e impunidad de "Moralitos"
El Mayor Oscar Morales Sotomayor y sus compañeros de armas, todos muy cercanos a Somoza, consideraban que el testimonio de Cedeño en su contra, era una traición militar. Por lo tanto, amigos militares de alto rango protegían a Morales y según fuentes, fueron ellos los que le avisaron que Cedeño iba para Chinandega, luego para León y que regresaría a Managua esa misma mañana.
Morales estaba en una finca de un militar cercano al balneario El Tránsito y de allí salió armado a esperar la pasada de Cedeño por la zona.
Lo encontró ya cuando regresaba a Managua a la altura del km 56 y le disparó con su rifle militar. Cedeño fue cazado como un animal. Todo sucedió en segundos. Cedeño estaba muerto. «Moralitos» se había vengado. El médico militar que había declarado en su contra, era ya un cadáver. Fácil blanco, no llevaba armas y tenía lesionada una pierna, por eso manejaba un vehículo automático. Sólo lo acompañaba su esposa. Morales se bajó de su jeep para cerciorarse que Cedeño había muerto. Luego se cuadró como militar, ante la viuda, la «tranquilizó» y se fue.
«El se bajó, empujó a Fernando y él se cayó. Me dijo que era eso lo que quería comprobar. Se montó de un brinco en su jeep que ya tenía la trompa hacia León y se fue», relataba la viuda ante los periodistas. Ese mismo día sus cuatro hijos la rodeaban llorando.
Una testigo fundamental
«Un rencor que nunca se apagó» era el titular de primera en La Prensa del miércoles 15 de abril de 1970. Al lado, la foto, ya muerto, del médico y Capitán de la Guardia Nacional, Fernando Cedeño Flores, más abajo, la foto de Morales. Por otro lado, la Oficina de Leyes y Relaciones de la Guardia Nacional, bajo el Capitán Aquiles Aranda, decía que ahora sí, que Morales estaba ya preso en León. Pero Morales no aparecía.
De nuevo los nombres de «Moralitos» y Cedeño aparecieron vinculados en los medios periodísticos y legales. Pero esta vez la viuda, Doris Pineda de Cedeño, pidió un juicio civil para Morales. Lo obtuvo. El Juez fue el ExPresidente de la Corte Suprema de Justicia, Magistrado Guillermo Vargas Sandino, entonces Juez Primero del Distrito del Crimen de Managua.
Más tarde, en sus declaraciones ante el juzgado, la viuda dijo que «Moralitos parecía estar cazando venados con nosotros». Fue cuando su hija Carmen de diez años entonces, no pudo contenerse y llamó «asesino», a Moralitos, gritándole en la cara.
En el juicio, Morales fue defendido por los abogados Carlos Olivas y Bonifacio Sandoval. Pero fue condenado a 18 años de prisión. Luego, el médico Flavio Morales, hermano de «Moralitos» solicitó que éste recibiera cuidados psiquiátricos. Decía escuchar la voz de Cedeño. Dos años después, tras el barullo del terremoto de 1972, los amigos militares de «Moralitos» lo ayudaron a huir del país.
Un condenado camina libre
Treinta años después, Carmen Cedeño de Matamoros, la hija del médico militar Cedeño, todavía recuerda esos momentos. «Cuando nosotros nos bajamos del bus del colegio ese día, un periodista me puso el micrófono y me preguntó qué pensaba yo de la muerte de mi padre. Fue un impacto espantoso. Yo no sabía nada. Entonces me puse a esperar a mi mamá. Cuando ella llegó venía toda llena de sangre y me di cuenta de lo que había pasado. Fue horroroso».
Tuvieron que vivir muchos días más de dolor y seguir pidiendo justicia sin conseguirla.
Cuenta ahora que Morales continúa libre, que no termina de cumplir su condena, pues sólo estuvo algunos meses preso antes de escaparse. Hace poco fue visto en Nicaragua.
Entra y sale
«Una señora me llamó para avisarme que lo habían visto en un entierro de un amigo suyo en Chinandega. Entra y sale de Nicaragua cuando quiere y después que lo condenaron a 18 años de prisión, sólo estuvo poco tiempo porque se escapó durante el terremoto del Hospital El Retiro donde estaba por problemas psiquiátricos», cuenta Carmen.
Fue Carmen, la niña que llamó asesino a Moralitos y la mujer a quien el gobierno de Estados Unidos llamó para que aclarara el caso que tenía su familia en contra del homicida. Moralitos estaba intentando recibir la visa de residencia del gobierno norteamericano.
Como Carmen Cedeño explicó que Moralitos era un prófugo de la justicia nicaragüense, y lo citaron a este juicio para su residencia, Moralitos huyó de los Estados Unidos.
«Esto sucedió hace tres años. Nosotros supimos que antes él estuvo en Guatemala en donde puso un restaurante que se llamó El Vigorón. Allí le hicieron un atentado. Dicen que los sandinistas fueron, pero no se supo. Luego vivió en Miami, en La Pequeña Habana, pero nosotros nunca lo vimos. Ahora anda por estos lados», exclama Carmen.
Han pasado treinta años. Ya Doris Pineda de Cedeño, la viuda, murió. Pero muchos de los protagonistas de esta historia continúan vivos. ¿En qué momento este hombre cercano a los ochenta años se encontrará de nuevo frente a Carmen Cedeño? ¿Le gritará ella «asesino» de nuevo como lo hizo a sus diez años? ¿Lo habrá perdonado realmente?
Estamos en Semana Santa de nuevo, coincidentemente un período en el que «Moralitos» mató dos veces. El calor calcinante del verano, la impunidad, su tiempo para matar.
*Reproducimos esta crónica con autorización de su autora, la periodista Angela Saballos Publicado en El Nuevo Diario el 17 de abril del 2,000
- See more at: http://www.confidencial.com.ni/articulo/21717/el-doble-crimen-de-039-moralitos-039#sthash.Wn7cBnAh.3QngeLfC.dpuf



El violento sol de Semana de Pascua calcinaba el pavimento de la carretera León-Managua. Rápido, desde su jeep militar, el hombrecito semi calvo y moreno apuntó su arma de guerra, y disparó. Los tiros reventaron en pedazos el vidrio de la ventana trasera del aparcado auto rojo y se alojaron certeramente en la asombrada humanidad del otro hombre, que como blanco inmóvil, recibió los balazos. Sólo había tenido tiempo de gritar a su esposa que se agachara. Ella estaba revisando las llantas del vehículo. Creían que una se había estallado, cuando sonó el primer tiro.
Asustada, la mujer se incorporó y corrió hacia el volante. El cuerpo sin vida de su marido manaba sangre. Con una sonrisa, el asesino la saludó militarmente, le dijo que no tuviera miedo por ella y escapó. Era el lunes 13 de abril de 1970.
La viuda, sola en plena carretera, limpiaba la sangre de los espesos bigotes negros de su marido, tocaba el cuerpo, lo abrazaba, quería llevarlo a un hospital, pedía ayuda. La auxiliaron unos campesinos que pasaban por ese fatídico kilómetro 56, movieron al muerto del timón y ella manejó hasta Managua, donde en el puesto militar de Las Piedrecitas denunció que su marido había sido asesinado.
Al día siguiente, el titular a ocho columnas del diario La Prensa recogió la noticia: «Moralitos asesina al Capitán Fernando Cedeño». Otras notas periodísticas revelaban que para «Moralitos» vengarse de Cedeño se había convertido en una obsesión.
Una corte Militar
Para quienes no recuerdan el suceso, o aún no habían nacido para conocerlo, el caso se había iniciado dos años antes, cuando Cedeño dictaminó en la Corte Militar que se montó para acusar a «Moralitos», que el ex-Teniente David Tejada, había muerto como consecuencia de la golpiza que le propinaron cuando era reo de Oscar Morales. Esto había ocurrido precisamente un Viernes de Dolores, el viernes 5 de abril de 1968.
Tejada, al momento de su muerte, era un dirigente estudiantil y algunos conocían que junto con su hermano René había tenido roces con «Moralitos», que culminaron con la captura, vapuleada y posterior fallecimiento en las ergástulas de la Tercera Compañía que jefeaba Oscar Morales.
 Cedeño, en su declaración ante la Corte Militar que juzgaba a «Moralitos» por la muerte de Tejada, dijo que Moralitos, quien era su Comandante Militar, no quiso llevar a los hermanos Tejada al hospital y le ordenó a él, como médico militar, que los revisara. Cedeño testimonió que los jóvenes reos habían sido golpeados fuertemente y que consideraba que esta paliza había matado a Tejada.
Convertido en héroe
Por estas declaraciones radiodifundidas nacionalmente desde la Corte Militar, Cedeño se convirtió en un héroe nacional y Morales en un asesino que fue condenado a prisión.
El caso que adquirió ribetes sumamente dramáticos tenía como versión oficial del acusado de que Tejada había sido lanzado al Volcán Santiago de Masaya, en la luna llena del Viernes Santo. Pero también se manejó que un médico militar y otros oficiales habían inyectado gasolina y quemado el cadáver, cuyos restos fueron enterrados en el cuartel «Mokorón» que controlaba Morales y que estaba situado en las alturas de la loma ubicada frente al Recinto Universitario de la UNAN.
Pero antes de que empezaran estos comentarios, tras ya conocer el fallecimiento del ex Teniente David Tejada, los familiares y compañeros universitarios de los Tejada y aún ciertos militares sólo manejaban la versión de que los hermanos Tejada habían desaparecido y no se encontraban por ninguna parte.
Alguien dijo que andaban en el mar. Otro contó que los habían visto en el restaurante Munich discutiendo con un militar. La grita del pueblo no se hizo esperar, pedían ver a los jóvenes exmilitares que también eran estudiantes universitarios y en ese momento, por tanto, se especulaban como víctimas de la dictadura.
Morales fue acusado por la Fiscalía Militar representada por el Coronel José Ramón Silva Reyes. Morales fue condenado a prisión por la muerte de David Tejada. De inmediato tanto Silva Reyes, como Cedeño, el testigo principal, se convirtieron en víctimas de las amenazas y atentados de Morales. Por sus vínculos con importantes jefes militares, Moralitos no llegó a estar encarcelado. Era un reo de confianza en su natal León, mientras Cedeño era amenazado anónimamente y mal visto por sus colegas.
Cedeño y su familia denunciaban que el Mayor Morales circulaba libremente. Una vez Silva Reyes denunció que había tratado de matarlo a él. La Guardia Nacional desmentía lo dicho por testigos y reiteraba que el Mayor Morales se encontraba reo en el Fortín de Acosasco de León. Así pasaron dos años.
Venganza e impunidad de "Moralitos"
El Mayor Oscar Morales Sotomayor y sus compañeros de armas, todos muy cercanos a Somoza, consideraban que el testimonio de Cedeño en su contra, era una traición militar. Por lo tanto, amigos militares de alto rango protegían a Morales y según fuentes, fueron ellos los que le avisaron que Cedeño iba para Chinandega, luego para León y que regresaría a Managua esa misma mañana.
Morales estaba en una finca de un militar cercano al balneario El Tránsito y de allí salió armado a esperar la pasada de Cedeño por la zona.
Lo encontró ya cuando regresaba a Managua a la altura del km 56 y le disparó con su rifle militar. Cedeño fue cazado como un animal. Todo sucedió en segundos. Cedeño estaba muerto. «Moralitos» se había vengado. El médico militar que había declarado en su contra, era ya un cadáver. Fácil blanco, no llevaba armas y tenía lesionada una pierna, por eso manejaba un vehículo automático. Sólo lo acompañaba su esposa. Morales se bajó de su jeep para cerciorarse que Cedeño había muerto. Luego se cuadró como militar, ante la viuda, la «tranquilizó» y se fue.
«El se bajó, empujó a Fernando y él se cayó. Me dijo que era eso lo que quería comprobar. Se montó de un brinco en su jeep que ya tenía la trompa hacia León y se fue», relataba la viuda ante los periodistas. Ese mismo día sus cuatro hijos la rodeaban llorando.
Una testigo fundamental
«Un rencor que nunca se apagó» era el titular de primera en La Prensa del miércoles 15 de abril de 1970. Al lado, la foto, ya muerto, del médico y Capitán de la Guardia Nacional, Fernando Cedeño Flores, más abajo, la foto de Morales. Por otro lado, la Oficina de Leyes y Relaciones de la Guardia Nacional, bajo el Capitán Aquiles Aranda, decía que ahora sí, que Morales estaba ya preso en León. Pero Morales no aparecía.
De nuevo los nombres de «Moralitos» y Cedeño aparecieron vinculados en los medios periodísticos y legales. Pero esta vez la viuda, Doris Pineda de Cedeño, pidió un juicio civil para Morales. Lo obtuvo. El Juez fue el ExPresidente de la Corte Suprema de Justicia, Magistrado Guillermo Vargas Sandino, entonces Juez Primero del Distrito del Crimen de Managua.
Más tarde, en sus declaraciones ante el juzgado, la viuda dijo que «Moralitos parecía estar cazando venados con nosotros». Fue cuando su hija Carmen de diez años entonces, no pudo contenerse y llamó «asesino», a Moralitos, gritándole en la cara.
En el juicio, Morales fue defendido por los abogados Carlos Olivas y Bonifacio Sandoval. Pero fue condenado a 18 años de prisión. Luego, el médico Flavio Morales, hermano de «Moralitos» solicitó que éste recibiera cuidados psiquiátricos. Decía escuchar la voz de Cedeño. Dos años después, tras el barullo del terremoto de 1972, los amigos militares de «Moralitos» lo ayudaron a huir del país.
Un condenado camina libre
Treinta años después, Carmen Cedeño de Matamoros, la hija del médico militar Cedeño, todavía recuerda esos momentos. «Cuando nosotros nos bajamos del bus del colegio ese día, un periodista me puso el micrófono y me preguntó qué pensaba yo de la muerte de mi padre. Fue un impacto espantoso. Yo no sabía nada. Entonces me puse a esperar a mi mamá. Cuando ella llegó venía toda llena de sangre y me di cuenta de lo que había pasado. Fue horroroso».
Tuvieron que vivir muchos días más de dolor y seguir pidiendo justicia sin conseguirla.
Cuenta ahora que Morales continúa libre, que no termina de cumplir su condena, pues sólo estuvo algunos meses preso antes de escaparse. Hace poco fue visto en Nicaragua.
Entra y sale
«Una señora me llamó para avisarme que lo habían visto en un entierro de un amigo suyo en Chinandega. Entra y sale de Nicaragua cuando quiere y después que lo condenaron a 18 años de prisión, sólo estuvo poco tiempo porque se escapó durante el terremoto del Hospital El Retiro donde estaba por problemas psiquiátricos», cuenta Carmen.
Fue Carmen, la niña que llamó asesino a Moralitos y la mujer a quien el gobierno de Estados Unidos llamó para que aclarara el caso que tenía su familia en contra del homicida. Moralitos estaba intentando recibir la visa de residencia del gobierno norteamericano.
Como Carmen Cedeño explicó que Moralitos era un prófugo de la justicia nicaragüense, y lo citaron a este juicio para su residencia, Moralitos huyó de los Estados Unidos.
«Esto sucedió hace tres años. Nosotros supimos que antes él estuvo en Guatemala en donde puso un restaurante que se llamó El Vigorón. Allí le hicieron un atentado. Dicen que los sandinistas fueron, pero no se supo. Luego vivió en Miami, en La Pequeña Habana, pero nosotros nunca lo vimos. Ahora anda por estos lados», exclama Carmen.
Han pasado treinta años. Ya Doris Pineda de Cedeño, la viuda, murió. Pero muchos de los protagonistas de esta historia continúan vivos. ¿En qué momento este hombre cercano a los ochenta años se encontrará de nuevo frente a Carmen Cedeño? ¿Le gritará ella «asesino» de nuevo como lo hizo a sus diez años? ¿Lo habrá perdonado realmente?
Estamos en Semana Santa de nuevo, coincidentemente un período en el que «Moralitos» mató dos veces. El calor calcinante del verano, la impunidad, su tiempo para matar.
*Reproducimos esta crónica con autorización de su autora, la periodista Angela Saballos Publicado en El Nuevo Diario el 17 de abril del 2,000
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domingo, 3 de mayo de 2015

Una familia sacrificada en la lucha contra la dictadura somocista. Honor a su memoria.

Una familia sacrificada en la lucha contra la dictadura somocista. Honor a su memoria.




























 







En la madruga del 3 de mayo 1979, hace 36 años, las fuerzas represivas somocistas realizaron lo que se conoce como la "Masacre de Condega". La Guardia asesinó a los matrimonios de Aura Velia González Almendárez y su esposo Juan Francisco Guillén y a Vilma González Almendárez y a su esposo el Profesor Julio César Castillo Ubau y la pequeña mártir, la niña Rebeca Guillén González, única hijita mujer del matrimonio de Aura Velia y Juan de apenas 11 años de edad.
Las hermanas Aura Velia y Vilma González eran fundadoras de la Asociación de Mujeres ante la Problemática Nacional (AMPRONAC) desde el asesinato de su hermano Raúl, y habían participado activamente en las actividades de denuncia de los derechos humanos de los nicaragüenses por parte del régimen.
El Ingeniero Raúl Gonzalez Almendárez, había sido asesinado a golpes junto a Juan de Dios Muñoz, un 25 de agosto de 1977 y la Oficina de Seguridad somocista sabía que una parte de los numerosos familiares de Raúl colaboraban con la guerrilla. Esa masacre fue dirigida a quebrantar la moral de los colaboradores sandinistas.

Este asesinato conmovió profundamente la conciencia de los nicaragüenses pero también a la opinión publica a nivel internacional y no dudamos que contribuyó a aislar aún más a régimen somocista y acercar su derrota.
La sangre derramada por estos hermanos nos compromete en la lucha contra toda forma de autoritarismo, dictadura, violación a los derechos politicos de los nicaragüenses.

lunes, 27 de abril de 2015

Los 100 años de Chagüitillo....


http://www.confidencial.com.ni/articulo/21606/los-100-anos-de-chaguitillo

El itinerario de un dirigente obrero socialista: SCAAS, PSN, UDEL, FSLN: "para Chagüitillo, su dignidad personal tiene un valor innegociable"
Nuestro más caracterizado dirigente obrero, se proclama el hombre con tres apellidos: Sánchez Salgado Chagüitillo, sin comillas, porque lo identifican mejor con el nombre de su pueblo natal. No sabemos cuál es el patronímico de los nacidos en el pueblo Chagüitillo, Matagalpa, pero tendrían que identificarse como “chagüitillanos”, “chagüitilleños” o “chagüitillenses”, aunque no les guste, porque tienen que reconocer que solo existen dos Chagüitillo: el pueblo y Domingo.

Dice Domingo que fue cuando llegó a estudiar primaria a Matagalpa alguien le preguntó su lugar de origen, y cuando él respondió, le dijo que en adelante sería Chagüitillo. Pero nosotros pensamos que ese apellido no se lo ganó entonces de forma tan gratuita, sino cuando ya Domingo Sánchez Salgado se había caracterizado por no negarle un discurso a nadie ni ante ninguna situación que lo necesitara como incentivo para organizarse, actuar en defensa de sus intereses de clase o para orientarse sobre cualquiera de los problemas y las contradicciones sociales, de las cuales es tan pródigo el sistema en que vivimos y que Domingo luchó toda su vida por cambiarlo. Y, al final, todo el mundo obrero se dio cuenta de lo bien que le resultaba la acción después de un Chagüite, de Domingo.

Y como no eran pocos sus compañeros que sabían de la efectividad de su discurso, comenzaron a emularlo y terminaron creando el sustantivo Chagüite, como sinónimo del discurso combativo, y luego nació el verbo chagüitear, “cuyo papel semántico es expresar la acción que realiza el sujeto” llamado Domingo y los sujetos que le imitan. En este caso, a estos se les conoce con el adjetivo de chagüiteros, y en consecuencia, podemos aplicarles el participio pasivo del verbo chagüitear a quienes quedaban convencidos con uno o varios de sus chagüites… porque efectivamente se quedaban totalmente chagüiteados.

De alguna forma muchos fueron los que iban quedando chagüiteados, desde cuando Domingo comenzó a luchar sosteniendo posiciones de conservador militante contra la dictadura, en Matagalpa. Domingo empezó a organizar a los trabajadores y a encabezar huelgas por aumentos de salarios, las que no les gustaron a patronos ni a los guardias a su servicio, y lo perseguían, encarcelaban, le amenazaron de muerte hasta que lo obligaron a abandonar Matagalpa y refugiarse en Managua.

Los primeros pasos
Antes, él había sido chagüiteado por Armando Amador y Ricardo Zeledón, cuando vino a Managua al frustrado congreso constitutivo de la Confederación de Trabajadores de Nicaragua, convocado por el Consejo Intergremial Obrero (CIO), presidido  por Absalón González, quien acusó a los socialistas de haber saboteado el congreso. Los chagüites de Amador y Zeledón para Domingo, consistieron en explicarle que Absalón era un agente de Somoza García en el movimiento sindical, y que desde su posición de presidente del CIO había venido saboteando la creación de la CTN. De ahí, su ingresó al Partido Socialista Nicaragüense estaba a un paso: y ocurrió el 2 de abril de 1945.

Cuando el sindicalismo independiente se libró del somocista Absalón González, se convocó de nuevo el congreso de la CTN en febrero de 1946. El sindicalismo de Matagalpa que Domingo representaba participó en ese congreso verificado en la Casa del Obrero, con cinco delegados.

En 1948, antes de venirse a vivir a Managua, estando en una reunión partidaria en la capital, Domingo Sánchez “debutó” en la primera cárcel capitalina, cuando se produjo el encarcelamiento masivo de socialistas. Salió a finales de ese año, volvió a Matagalpa marcado como comunista subversivo, y la Guardia no le dejó en paz nunca más, hasta hacerle completar su récord de ciento cinco carceleadas. En 1950, Domingo llegó a Managua solo con sus tres hijos menores, porque para entonces ya había enviudado.

Sorteando los problemas que emanan del desarraigo, de la soledad y el desconocimiento de Managua, Domingo encontró un caritativo refugio en el viejo hospital general, gracias a que allí una monja practicaba las enseñanzas del lado bueno de su religión. Encontró trabajo en el correo como cartero, y pronto se dio cuenta que estaba por ejercer un oficio el cual, en cualquier ciudad del mundo, primero que nada debe conocerse… y Domingo no conocía Managua. Resolvió esa rara situación de cartero en ciudad desconocida, pero no pudo resolver el servilismo del jefe que le quiso obligar a firmar una carta lisonjera para el “querido correligionario” dictador, y se vio de nuevo en la calle y sin trabajo.  Domingo había logrado salvar su dignidad de opositor honrado en su primera batalla de las miles que tendría que librar en su vida de luchador social.

Estabilizado como nuevo ciudadano capitalino con ayuda de sus camaradas, entre ellos, del recordado Pedro Turcios Ramírez, quien entonces recién se había convertido en uno de los primeros pobladores del barrio Monseñor Lezcano, y le consiguió una casa frente a la suya, media cuadra al norte de la esquina noroeste de donde sería construido el parque Las Palmas. Si fuera hoy, Domingo y sus hijos serían vecinos de la casa de la familia del doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal. Y aquí viene una anécdota para Ripley en la vida de Domingo: uno de los hijos del socialista pobre (aunque nunca pobre socialista) que vivió a las costillas del lado norte del patio de la que sería la casa de la familia Chamorro-Barrios, ahora es editor y editorialista de la página Opinión del diario La Prensa, de la familia Chamorro.

Aquel 2 de abril de 1945, cuando Domingo ingresó al PSN culminaba la campaña de reclutamiento de nuevos militantes que se había organizado en conmemoración del primer aniversario del partido. Desde ese momento histórico, comenzó a haber Domingo Sánchez Salgado Chagüitillo socialista para siempre, y lo habrá en la memoria del nuevo movimiento obrero que vendrá.

Al frente del SCAAS
Cuando Domingo vino a vivir a Managua, se incorporó al Sindicato de Obreros de la Construcción, al cual contribuyó a desarrollar y participó en la idea de cambiarle el nombre para que respondiera mejor a la composición de todos los trabajadores del ramo que en el sindicato militaban, y pasó a ser llamado: Sindicato de Albañiles, Carpinteros, Armadores y Similares (SCAAS). Domingo pronto se destacó como el mejor de sus dirigentes, y extendió su actividad organizativa hacia el campo, y en los primeros años de la década de los 60, fue elegido Secretario de Acción Campesina de la Comisión Ejecutiva del PSN. A partir de entonces, ya no hubo límites regionales para su trabajo entre los campesinos de todo el país, principalmente del norte de Matagalpa.

Siendo directivo de la Federación de trabajadores de Managua (FTM), Domingo intervino en su V Congreso de febrero de 1962 con un informe sobre la situación del campesinado, cuyo texto se publicó en el libro Memorias del V Congreso de la FTM. En 1965, como resultado del arduo trabajo organizativo que Domingo desplegó en las montañas de Matagalpa, nació la Confederación Campesina de Trabajadores Agrícolas de Nicaragua. Bernardino Díaz Ochoa, uno de los campesinos formados por Domingo Sánchez, fue elegido Secretario General de la CCTAN. Díaz Ochoa, junto a otros campesinos, incluida su esposa Benigna Mendoza y un hermano, se convirtieron en parte esencial de la base de a poyo a la actividad guerrillera del FSLN en su zona matagalpina.

En el interior del PSN, entre 1967-1968, surgió una contradicción respecto a los sucesos del 22 de enero. Domingo, como miembro de su Comisión Ejecutiva, fue parte de su mayoría que acordó no denunciar el plan conservador para la manifestación de ese día, para evitar el hacer, objetivamente, el papel de soplón de la Guardia.

A comienzos de 1973, Domingo encabezó la huelga del SCAAS en contra de la disposición de Somoza Debayle de prolongar la jornada de trabajo sin goce de salario al gremio de la construcción con el pretexto de la reconstrucción de Managua, destruida por el terremoto del 23 diciembre del año inmediato anterior. Con la huelga se derrotó la pretensión del dictador.

El 14 de diciembre de 1974 que se creó la Unión Democrática de Liberación (UDEL), a la cual se integró el PSN, Domingo tuvo una activa participación. En 1976 ocurrió otra división del partido, y esta vez, quedaron existiendo dos Partidos Socialistas Nicaragüenses y dos CGT-Independiente, por diferencias de orden político-ideológico, estratégico y táctico respecto a la lucha anti dictatorial, y como ocurre en todo conflicto interno, se desbordaron las acusaciones y contra acusaciones personales, las cuales fueron dañinas no solo para la unidad, sino también provocaron sectarismos enfermizos y enemistades.

Ese tipo de conflictos casi todo el mundo lo ha experimentado. Sin embargo, en el caso de Domingo Sánchez, esos sentimientos no han tenido larga duración. Hoy, es difícil encontrar a viejos socialistas que le no guarden respeto por Domingo Sánchez.

En la revolución
El 4 de mayo de 1980 la revolución triunfante inauguró el Consejo de Estado,  órgano de funciones co-legislativas de la Junta de Reconstrucción Nacional, y ese día estuvo Domingo Sánchez en representación de la CGT-Independiente, y se le abrió un nuevo frente de lucha imposible antes de la revolución: el frente legislativo. Aunque ninguno de los miembros del Consejo de Estado estuvo allí por elección popular, sino por nombramiento, fue la experiencia co-legislativa más representativa en toda la historia del país, y allí, en ese nuevo frente de lucha, quedaron las huellas de  Domingo Sánchez Salgado Chagüitillo,

Para las elecciones de 1984, las primeras de libre participación y con  pluralismo político inaugurado por la revolución, Domingo fue el candidato a la presidencia por el Partido Socialista Nicaragüense, y se ganó el derecho a integrarse como Representante (diputado) de su partido en la Asamblea Nacional Constituyente inaugurada el 9 de enero de 1985. Durante ese primer período legislativo, Domingo ocupó una de las tres secretarías de la Junta Directiva. Participó en el proceso de discusión popular en los cabildos abiertos del proyecto de la nueva Constitución de la República, igual que en su discusión en el parlamento, hasta su aprobación y luego su vigencia a partir del 9 de enero de 1987.

Fue tan importante la labor parlamentaria de Domingo Sánchez, que el Frente Sandinista lo incorporó en su lista de candidato a Representante (diputado) en las elecciones de 1990, y en 1991inició un nuevo período parlamentario que culminó en el año 1996. Esta su inclusión en la lista de candidatos del FSLN, no la buscó ni la pidió Domingo Sánchez –contrario a lo que hace la mayoría de los políticos— sino que se la ofreció Daniel Ortega, y él la aceptó bajo la condición de que en la Asamblea Nacional no le diría “Chi cheñol” a lo que le ordenara, como acostumbran sus diputados.  Para Chagüitillo, su dignidad personal tiene un valor innegociable.

Por eso renunció en carta abierta al PSN por no estar de acuerdo ni podía avalar la conducta del secretario general de entonces, Gustavo Tablada, y de otro dirigente, quienes se habían fotografiado abrazados con el máximo jefe militar de la contrarrevolución, el coronel GN Enrique Bermúdez, 3.80.

Terminada su vida parlamentaria, Domingo siguió su trabajo político sindical, el cual no abandonó totalmente durante sus dieciséis años de actividad parlamentaria. Los innumerables méritos de luchador social de Domingo Sánchez, han querido ser reconocidos por el PSN con el nombramiento de su Presidente Honorario Vitalicio, y poniéndole su nombre, con sus tres respectivos apellidos, a su Comité Central: “Comité Central del Partido Socialista Nicaragüense, Domingo Sánchez Salgado Chagüitillo”. También le otorgó la Orden Héroe del Socialismo. Domingo ha recibido homenajes de instituciones no partidarias, como el de Doctor Honoris Causa en Ciencias Sociales de la Universidad Popular de Nicaragua (Uponic), y Héroe Cívico y la Orden Martin Luther King, de la Universidad Politécnica (Upoli).

Esos y otros merecidos honores, especialmente en los días en que ha cumplido años, como el de hoy, 20 de diciembre, cuando llega a sus fructíferos 99 años de edad (nació en 1915), de parte de su partido, sus familiares, compañeros, amigos y, se puede decir también, de buena parte del pueblo nicaragüense.

Ajenos a todo eufemismo, podemos decir que en este 20 de diciembre del año 2014, a Domingo Sánchez solo le faltan tres meses para cumplir los primeros cien años de vida, que no es lo mismo que los cien años de edad. Lo afirmamos así, por una razón por todo el mundo oculta: negamos injustamente los nueve meses de vida desde cuando somos concebidos, pues esos nueve meses son de vida real, y solo celebramos el día que nacemos, siendo injustos con nuestras madres. Reconocer esta injusticia, debería ser el primer homenaje que deberíamos rendir a nuestras madres.

Si a Domingo le preguntáramos su opinión sobre este asunto, y conociendo su  acendrado amor y respeto por la justicia, la cual comienza por el respeto a la mujer, estamos seguros de que estaría de acuerdo con nosotros… ¿verdad que sí, Domingo?

Por ahora, que este 20 diciembre de 2014, es igual de oportuno como cualquier otro día, para rendirle homenaje a Domingo en sus 99 años y desearle que viva muchos años.

sábado, 18 de abril de 2015

La masacre del Reparto Veracruz: Leon 1979. Honor y gloria. Agradecimiento por siempre.


El 16 de abril de 1979 son asesinados por la Guardia somocista, en el Reparto Veracruz, seis compañeros que formaban parte del Estado Mayor del Frente Occidental Tercerista. Su muerte conmovió a todo el país, que para entonces ya vivía un ambiente insurreccional. Para esos días se había orientado una nueva ofensiva en varios frentes y se produjo la segunda insurrección de Estelí. Algunos de ellos tenían poco tiempo de haber sido trasladados a León para fortalecer el trabajo de la Tendencia Tercerista. La muerte de estos formidables compañeros afectó los planes del FSLN en León, pero no detuvo la marcha incontenible de los acontecimientos históricos que desembocaron en la victoria aplastante sobre la dictadura. Entrevistamos a Ana Isabel Morales, única sobreviviente de la masacre y puede leer su testimonio en https://memoriasdelaluchasandinista.org/view_stories.php…
Una pequeña biografia de los asesinados, aparece tambien en Memorias de la Lucha Sandinista.
Edgard Lang Sacasa “Aurelio”, nace en Managua el 21 de julio de 1955 en una familia de extracción burguesa. Estudia primaria y secundaria en el Instituto Pedagógico de Managua. Sale a estudiar Agricultura en California y a los dos años regresa para integrarse al Frente Sandinista de Liberación Nacional. En 1974, y en 1975 pasa a la clandestinidad. Me voy para la montaña –decía a sus padres en una carta de despedida– porque en ella están los patriotas, los hombres honestos, los que todo lo están sacrificando por su pueblo.

Edgar ya había participado en algunos operativos como la toma de Radio Corporación, donde se transmite una proclama con motivo de los combates de El Sauce, en 1975. En noviembre de 1977, cuando bajaba de la montaña enfermo y con una herida en una mano, fue capturado. Logra recuperar la libertad con el operativo del asalto al Palacio Nacional; luego vuelve a entrar al país y forma parte del Estado Mayor del Frente Occidental, condición que ostenta cuando es capturado y asesinado.
Idania Fernández “Angelita”, nace en Managua el 23 de julio de 1952. Concluye estudios secundarios en el Colegio Francés el Sagrado Corazón, en Managua.

Después del terremoto de 1972 se traslada con su familia a Panamá. Se casa en 1975 y da a luz a su hija Claudia. En 1977 trabaja en el Comité Panameño de Solidaridad con Nicaragua. En 1978 decide renunciar a sus estudios y dejar a su pequeña hija para integrarse a la lucha revolucionaria. Se incorpora al Frente Sur, donde se destacó como morterista. En Peñas Blancas sufrió un accidente en una operación de hostigamiento a la Guardia, cuando intentaba usar el mortero con disparos tipo vietnamita (usando el mortero sin placa). Ahí casi pierde la mano, por lo que pasa a rehabilitación. En 1979 se integra al Comité Regional de Occidente, a los preparativos de la insurrección final.
Oscar Pérezcassar “El Gordo Pin”, nace el 13 de noviembre 1953 en León. Se bachillera en el Colegio La Salle y es fundador del Movimiento Cristiano Revolucionario de León. Participa en los movimientos de finales del sesenta, toma de colegios, huelgas, tomas de iglesias. Se incorpora al FSLN en el año 1972, trabajando en los barrios populares de su ciudad. En 1975 pasa a la clandestinidad y tiene algunos problemas con la conducción de la GPP.

Viaja a Costa Rica y estudia Sociología e Historia. Se pone en contacto con la Tendencia Tercerista en 1977. Reingresa al país en 1978, como responsable del Frente Interno e impulsa la insurrección de septiembre. Es capturado en noviembre y liberado mediante una amnistía que se vio obligado a promulgar el dictador en medio de presiones políticas. Compañero con gran experiencia política, “Pin” era acucioso y muy crítico. No aceptaba las órdenes sin razones; por eso siempre tenía choques con algunos jefes. A principios de 1978 es enviado a León para hacerse cargo del Regional de Occidente.

Róger Deshón Argüello “Rogelio” o “El Chele”, originario de Managua, nace en el año 1940. Involucrado en actividades anti-somocistas desde finales de los años cincuenta, en las incursiones de Indalecio Pastora. Posteriormente viajó a Moscú a realizar estudios universitarios, y en 1967 forma parte del grupo que abandona los libros en la capital soviética, para dedicarse a la lucha armada dentro del Frente Sandinista. Viaja a Cuba y recibe un largo entrenamiento en el grupo que entonces integraba Henry Ruiz. En 1971 regresa clandestinamente a Nicaragua y atiende distintas tareas, primero en Estelí y luego en Chinandega.

Es escogido para formar parte del Comando Juan José Quezada que asalta la casa de José María Castillo. Es el único que recibe una herida de bala en esa victoriosa acción. En 1975 regresa a Nicaragua y entra a la montaña a la Brigada Pablo Úbeda. Forma parte del grupo que sale de la montaña hacia Honduras con Hugo Torres, y se integra a la Tendencia Tercerista. Le asignan la responsabilidad de trabajo organizativo en Chinandega. Participa en la insurrección de septiembre de 1978 en León.

Araceli Pérez Darias “Tere”, “Argentina”, “Pilar”, “Martha”. De Araceli se sabía poco, pero recientemente en México se publicó un libro de Emma Yáñez Rizo del que extraemos estos datos: Nacida en España en 1945 nacionalizada mexicana. Era psicóloga con alta experiencia en ese ramo. Inicia su colaboración con el FSLN a través del Comité Mexicano de Solidaridad que se había formado en 1975, bajo la coordinación de la poetisa Thelma Navas. Araceli ofrece su departamento como casa de seguridad y se hospedan en la misma importantes cuadros de esa organización…
Con el seudónimo de “Argentina”, se traslada inicialmente a Honduras, a finales de 1976. Ahí recibe preparación militar, se encarga del trabajo con colaboradores del FSLN, maneja casas de seguridad, es correo con Costa Rica y Panamá, y se responsabiliza de la educación política de colaboradores y cuadros del Frente. Posteriormente Araceli ingresa a Nicaragua por la montaña para incorporarse a lo que se conoció como la ofensiva de octubre como miembro del Frente Norte, y participó en acciones militares como la emboscada de San Fabián y la toma del poblado de Dipilto.
A principios de 1978 se le encarga el trabajo clandestino en la ciudad de León y Chinandega con miras a la insurrección final. A principios de 1979 forma parte del Estado Mayor del Frente Occidental, función que cumplía cuando es asesinada en Veracruz.

Carlos Manuel Jarquín “Jacinto” o “Chinto” nace el 2 de junio de 1956 en el barrio La Joya, en Ocotal. Su familia se traslada a Quilalí, donde concluye estudios primarios y estudia tres años de secundaria en el Instituto de Ocotal y en el de Condega. Se vincula a los movimientos cristianos del norte y luego ingresa al FSLN en 1975. Debido a la represión de ese año en Las Segovias, pasa a la clandestinidad. Realiza tareas organizativas en Masaya y de ahí pasa a Honduras a las escuelas de entrenamiento militar creadas en 1977. Participa en las primeras operaciones de la columna que entró por Dipilto y que realizó importantes operativos ofensivos entre los meses de octubre y diciembre como Frente Norte. A mediados de 1978 es enviado a trabajar en el Frente Occidental.
Ana Isabel Morales, la única sobreviviente de esa masacre, cuenta los últimos minutos de la vida de estos compañeros y compañeras que fueron capturados e inmediatamente asesinados a sangre fría. Ninguno estaba armado al momento de la masacre, lo que constituye un descuido que pagaron con su preciosa vida. El asesinato mostró nuevamente el carácter sanguinario de la Guardia, su irrespeto y desprecio por la vida, los derechos humanos y las normas internacionales que deben respetar las fuerzas en conflicto.

Consejos para la mujer fuerte....Gioconda Belli (1948)


Gracias, bello lo comparto y lo asumo. Sylvia
Consejos para la mujer fuerte
Si eres una mujer fuerte
protégete de las alimañas que querrán
almorzar tu corazón.
Ellas usan todos los disfraces de los carnavales de la tierra:
se visten como culpas, como oportunidades, como precios que hay que pagar.
Te hurgan el alma; meten el barreno de sus miradas o sus llantos
hasta lo más profundo del magma de tu esencia,
no para alumbrarse con tu fuego
sino para apagar la pasión
la erudición de tus fantasías.
Si eres una mujer fuerte
tienes que saber que el aire que te nutre
acarrea también parásitos, moscardones,
menudos insectos que buscarán alojarse en tu sangre
y nutrirse de cuanto es sólido y grande en ti.
No pierdas la compasión, pero témele a cuanto conduzca
a negarte la palabra, a esconder quién eres,
lo que te obligue a ablandarte
y te prometa un reino terrestre a cambio
de la sonrisa complaciente.
Si eres una mujer fuerte
prepárate para la batalla:
aprende a estar sola,
a dormir en la más absoluta oscuridad sin miedo,
a que nadie te tire sogas cuando ruja la tormenta,
a nadar contra corriente.
Entrénate en los oficios de la reflexión y el intelecto.
Lee, hazte el amor a ti misma, construye tu castillo,
rodéalo de fosos profundos,
pero hazle anchas puertas y ventanas.
Es menester que cultives enormes amistades,
que quienes te rodean y quieran sepan lo que eres,
que te hagas un círculo de hogueras y enciendas en el centro de tu habitación
una estufa siempre ardiente donde se mantenga el hervor de tus sueños.
Si eres una mujer fuerte
protégete con palabras y árboles
e invoca la memoria de mujeres antiguas.
Haz de saber que eres un campo magnético
hacia el que viajarán aullando los clavos herrumbados
y el óxido mortal de todos los naufragios.
Ampara, pero ampárate primero.
Guarda las distancias.
Constrúyete. Cuídate.
Atesora tu poder.
Defiéndelo.
Hazlo por ti.
Te lo pido en nombre de todas nosotras.
Gioconda Belli
(Nicaragua, 1948)

Sukhoi invita a Nicaragua a crear una compañía aérea nacional: me gustaaaa la ideaaaaaaa

 Linea aerera nacional en nicaaaaa!

Me gusta la ideaaaa!!!

 Sukhoi invita a Nicaragua a crear una compañía aérea nacional

Publicado: 17 abr 2015 11:14 GMT
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. RIA NOVOSTI / Artem Zhitenev
La corporación rusa Aviones Civiles de Sukhoi ha presentado ante el Gobierno de Nicaragua sus propuestas para la creación de una compañía aérea nacional, informa la agencia de noticias RIA Novosti.

"El Gobierno de Nicaragua está pensando en crear una compañía aérea. Les hemos presentado una serie de propuestas. Nicaragua es un socio histórico de Rusia en América Central. Se encuentra en una buena situación geográfica. Sus conexiones con los países vecinos de América del Sur son ideales para la logística de los Sukhoi SuperJet-100", dijo en una entrevista con RIA Novosti el vicepresidente de la empresa rusa, Yevgueni Andráchnikov.

Andráchnikov precisó que el consorcio actualmente está estudiando la hipotética red de rutas para adaptarla mejor con las características técnicas de los SuperJet 100 (SSJ-100). Puntualizó que de momento se está negociando la explotación en Nicaragua de cinco SSJ-100 que compondrán el parque inicial de la futura compañía aérea.

SEPA MÁS: Aerolínea mexicana Interjet: "El avión ruso SSJ-100 es el mejor de su clase"
El SSJ-100 es un avión de pasajeros regional que levantó el vuelo por primera vez en 2008 y tres años más tarde comenzó a realizar vuelos comerciales. Con capacidad para unos 100 pasajeros, su autonomía (en la segunda y más avanzada versión) llega a los 4.500 kilómetros.

Fue desarrollado por la compañía rusa Sukhoi en cooperación con las empresas aeronáuticas Alenia Aeronáutica y Boeing. Sus características técnicas, como su bajo consumo de combustible por kilómetro y sus reducidos costos de mantenimiento, lo sitúan por encima de otros aviones de este tipo. Compañías aéreas como la mexicana Interjet, la suiza Comlux y la laosiana Lao Central Airlines ya los tienen en sus parques.

viernes, 17 de abril de 2015

Pero...como abandonar a la musa que se cuela en mis horas? Respondiendo a una invitacion de Pablo Cuadra


Hermano Pablo...mi compromiso del Lunes, solo que...el Miercoles. Pero esa es la vida. Trabajo...tal vez en exeso. Pero...como abandonar a la musa que se cuela en mis horas? Dificil. De una de mis noches humedas, entre tantas, pensando en la fuerza de la pasion, recordando amanaceres y a veces tambien atardeceres, tiempos que no le dieron aliento al cuerpo y dejaron en el recuerdo un poco de luz y miel...

"Esta es la hora en que te necesito. Ya estoy despierto y mi amigo del piso de abajo está inquieto. Estas dormida y te busco. Me aprieto contra ti y despiertas. Amodorrada…te dejas querer. Suave te recorro y busco tu vórtice. Caliente, apenas húmedo. Lo acaricio delicadamente. Busco tus muslos, el hueco de tus rodillas. Mi amigo ya esta erguido, husmeando. Me subo en ti y desesperado busco tu boca, tus cumbres. Un símbolo de la vida antes de esta, curiosamente puesto casi en la mitad de tu cuerpo me llama, atento, solo…acudo. Voy a mi casa. Mi nombre ahora es Orígenes. Vuelvo a la fase oral y las palabras prohibidas cobran vida. Me encuentro cara a cara con el único órgano humano cuyo propósito es dar placer. Nos vemos a los ojos, el dialogo de las mucosas es cordial, fluido, la conversación amena. La biología también es el arte de la esgrima. Tú te retuerces. Gimes. Disfrutas. Con un ojo de agua en mis labios sacio mi sed. Tu mano busca a mi amigo. Lo guía, lo invita. Yo voy detrás de él. No sé de mí. Solo soy un macho buscando a su hembra. Aquí no hay títulos ni roles, solo instinto. Tiemblo. Tú, alebrestada, te abalanzas encima de mí. Desbocada…nada te detiene. Te restriegas. Hábil, buscas y…encuentras. Friccionas, empujas. Casi gritas. Una cubierta de sudor fino te cubre. No me avisas, solo explotas. Voy detrás de ti. La memoria de mi amigo dibuja un 72 y un escalofrió recorre su piel tensa y tersa. La escala de Richter se dispara en una carrera excéntrica y corta: 4.5, 6.3, 7.2…caen los prejuicios, se escuchan los gritos. Yo me uno al coro de voces, como un bramido pronuncio tu nombre y me fundo contigo. Estoy loco de deseo. Después la calma. Vuelvo de la inconsciencia. Tú ya estas serena. Me hundo en tus brazos. Soy uno en tu piel. Después, te busco de nuevo..." Managua, Nicaragua, 2013.

 Sin secretos, Poremas y testimonios - Mariano Salazar C -  
Trabaja en — en Cabo Verde, Africa Occidental.
http://www.bubok.es/libros/234949/Sin-Secretos--Poemas-y-testimonios