"Estaba muy consciente que esos muchachos serían olvidados",
advierte un texto del cineasta británico Marc Karlin (1943-1999) en el que
reflexiona sobre sus documentales y la revolución sandinista - See more at:
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Foto: Jóvenes guerrilleros sandinistas en la guerra contra la dictadura
de Somoza. Foto del archivo de Susan Meiselas.
En 1985, me metí en serios problemas por la serie de películas de
Nicaragua, tanto con las autoridades de Nicaragua como con el Comité de
Solidaridad Nicaraguense, porque no había retratado al liderazgo.
Nunca he estado muy interesado en líderes, lo que puede ser una
debilidad de mi parte, tal vez, pero simplemente no me gusta mucho, aunque
puedo apreciar que un país pobre necesita héroes.
Creo que era verdad que yo no entendía bien a la pobreza, no esa
necesidad - había tanto énfasis en el liderazgo. Tanto así, que cuando los
líderes llegaban a la plaza y millones de personas llegaban a escucharlos, la
consigna de “¡Dirección Nacional, ordene!”, que yo no podía tolerar, me
revolvía el estómago. Debería haber sido a la inversa.
Vi demasiados ejemplos de autoritarismo acosador, estupidez y censura,
sin tener la confianza de decirle a la gente lo que estaba pasando. Aún a pesar
de que los muchachos regresaban en ataúdes.
Pasé mucho tiempo en el cementerio, con las madres de los muertos, que
eran un poco como los personajes de mi película “Nightcleaners” (del Colectivo
de Cine de la Calle Berwick, 1975). Mujeres robustas, cálidas, simplemente
maravillosas. Ellas eran como las olas de la revolución, ¿sabes? Realmente lo
eran. Algunas eran mercaderes, con brazos enormes, con una especie de brutalidad.
Sus hijos habían regresado en ataúdes, y ellas iban todos los domingos a
limpiar sus tumbas, y cada domingo nosotros estábamos con ellas. Niños de 15
años, 14 años, muertos en la guerra de la Contra.
Si regresara hoy, ahí estarían todavía ellas. Pero Nicaragua los habría
olvidado completamente. ¿Y por qué murieron? Esa es la pregunta que uno debe
hacerse realmente. Esos quinceañeros.
Había monumentos bellamente pintados, marcando con sus nombres las
calles, pero teniendo Managua el clima que tiene, la lluvia, el polvo y la
arena pronto los pulverizan.
Aún después de tan solo 3 años podía verse el cambio. Justo antes de las
elecciones en que fue derrotado el FSLN, regresé para hacer una última
película, “Escenas de una Revolución”, regresando a los lugares que antes había
visitado. Filmamos el cambio.
Aún entonces estaba muy consciente de que esos muchachos serían
olvidados, como en realidad, la misma Nicaragua ha sido olvidada. Ya no está en
los titulares, entonces, ¿por qué molestarse? “
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Escenas de una Revolución se está exhibiendo en Cinemas Galería
Extracto tomado de “Looking at Class. Film,
Television and the Working Class in Britain”. Editado
por Sheila Rowbotham y Huw Benyon. (Rivers Oram Press: 2001)
Para más información, pueden visitar The Marc Karlin Archive
http://spiritofmarckarlin.com. O contactar a Holly Aylett aylett@gmail.com
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