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domingo, 15 de junio de 2014

Brazzaville se despidio de mi con una hermosa luna plateada guindada en el firmamento!

Brazzaville se despidio de mi con una hermosa luna plateada guindada en el firmamento. Sali muy temprano del hotel. El Chofer puntual. Los trámites en el aeropuerto corrieron bien. Uno que otro funcionario sorprendido porque era la primera vez que sabían de un pasaporte nica. Alguien me pidió una platita…por supuesto que no se la di. Pero, qué pena. La corrupción, hasta en el último rincón del mundo. El lechero que me trajo hasta Dakar, hizo Brazzaville – Libreville – Dakar, un Airbus de última generación de la línea aérea de Costa de Marfil, subsidiaria de Air France. La atención diferenciada en cada segmento, siempre de buena calidad. Un mundo en francés. Las y los aeremozos cordiales y bien plantados, como corresponde. Los pasajeros una mezcla de africanos y europeos. Dos gigantes gentiles se sentaron a mi lado y agarramos plática una parte del camino. Uno de ellos, tal vez un sacerdote musulmán, no estoy seguro, y no era para preguntar, con su vestimenta tradicional, muy bella, una manta de un color celeste precioso, con un bordado muy fino, y una especie de cofia llena de arabescos tejidos, linda. La gente con facilidad es trilingüe. Francés, ingles y una lengua local es prácticamente normal. Los vuelos suaves. El avión como suspendido, una cometa en el cielo. Un hermosos azul a ambos lados. Las nubes como una cama, como si el avión fuera flotando en un colchón de algodones. La verdad, una línea muy profesional. Me toco esperar en Dakar unas tres hrs. El avión de la línea aérea de Cabo Verde, una sorpresa, de hélice. Unas hélices gigantes y relativamente silenciosas. Otra vez el vuelo como un arrullo en el mar. Feliz de escuchar otra vez el portugués después de casi 10 dias de ingles y francés. El espectáculo bello. El Atlántico de un azul profundo, el cielo con un celeste suave. Atardecia y en lontananza el Sol daba sus últimos hervores con un atardecer de película. Después, la obscuridad y el aviso de que estamos descendiendo al aeropuerto internacional “Nelson Mandela”, en Cabo Verde. Medio tonto todavie. Me quede al final de la fila, baje del avión y…sorpresa, ya me estaban esperando. Ellos se encargaron de los tramites de migración y de las maletas. Converse rápidamente en portugués con el Dr. y la Sra. De ahí al hotel, donde escribo estas líneas apresuradas, para decirles que el sueño era cierto y que el Padre - Madre Dios es amoroso, misericordioso y LEAL.

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