Mariano escribe con el corazón. De las vivencias del amor, la amistad y el trabajo en el exterior nacen poesías y testimonios, llamativos ambos por su característica interiorista, profundamente humana, llena de sentimiento.
Su poesía es una declaración de amor al evento social más importante del Siglo XX en nuestro país: la Revolución del 79. Como el mismo señala “... fue la causa de amor más importante de una generación entera. Enamorados de ella, todo lo dejamos. Cataclísmica, intensa. Este sismo nos conmovió hasta la fibra más íntima de nuestro ser. “
Le canta a su primer gran y hermoso amor desde el balcón de la nostalgia “El sol del recuerdo alumbra tu estatura de mujer…”. Continuamente seducido por el mundo femenino, mezcla el deseo, el cariño y el amor por la Revolución “… Tu estilo de hacer el amor es inconfundible. Pareces un jilguero, una leona, una tormenta. Sós como la Revolución, íntima y violenta”.
Otras veces, enamorado, grita, “… te robé, para guardarla en el cofre del recuerdo la vibración final de tu entrega, tu sonrisa de despedida y las palabras – como cinceles – que labran en la piedra del futuro el camino de tu vientre”.
Rinde homenaje a su entrañable amigo Luis Enrique. “No me resigno a tu muerte, Luis Enrique. No es fácil sumar tu nombre al rosario de amigos que lloramos juntos, ni aumentar con tu fulgor el resplandor de la estrella de cicatrices y compromisos que llevamos dentro”.
A veces desgarradora, siempre tierna, esta poesía intimista recrea de diversas maneras el acto de amar.
En los testimonios nos sorprende con un bello monólogo, impregnado de fantasías, reiterativo en su profunda y respetuosa pasión por la mujer. Dejando volar la imaginación, cuenta, contrito:
“Antes de sair de nosso castelo deitamos na cama. Tristes. O apartamento que havia sido nosso refúgio estava agora vazio. Só ficávamos você e eu. Elevamos uma oração a Deus, pedimos por nosso amor. Para que o laço fosse mais forte que a separação brutal que chegava. Lágrimas nos meus olhos, nos teus também. Com as vozes tremulas - as lágrimas aparecem agora também quando lembro deste episodio - chamamos o altíssimo para que nossa relação sobrevivesse…”
Nos habla de su “abuelez”, en bellas palabras. Con una narrativa fácil de contador de cuentos nos relata una hermosa y simple historia: la del nacimiento de su nieto.
Enamorado de esta vida nueva, de esta experiencia mágica, casi alucinante para su mundo simple de hombre solo; recrea los diálogos con su hija amada, nos describe la pasión con que este evento vital fue literalmente narrado por Internet, especula acerca del futuro de esta vida nueva y sorprendente…
Le confiesa a su nieto: “Nieto, todavía no tienes nombre pero tienes linaje. Como los profetas de la Biblia podrás decir, recitando tu linaje materno: soy hijo, con mucho orgullo, de Marta Beatriz y Carlos Mario, nieto de Ana Sonia, Mariano Gerardo y Antonio, bisnieto de Marta y Adalberto II, tataranieto de Adalberto I, sobrino de Carlos Alberto, Nelson Joaquín y Virgilio Mariano, todavía no tienes primos hermanos pero en estas lides serás el mayor – ya vendrán, el próximo año tal vez – sobrino segundo de Orlando, Julio, Freddy y Adalberto III, y de Carolina, Susana y Mila. Primo segundo de una larga jauría de hijos e hijas de tus tíos y tías segundos, que próximamente te van a conocer, chinear y querer. Hijo de una de las mujeres jóvenes más queridas y respetadas de la familia salvadoreña, de sus compañeros de promoción y de su grupo de amigos. Tu madre es tu mejor carta de presentación.”
Cuenta una de sus experiencias como Voluntario Internacional Especialista de las Naciones Unidas en Angola. “En el barrio Cantínfulas” revive un hermoso proyecto comunitario de lucha contra la malaria en la ciudad de Kuito, Provincia de Bié, ciudad destrozada por la guerra civil, levantándose de las cenizas. Confiesa, aturdido por la sorpresa, “Una niña de meses de edad me daba sus brazos para que yo la sostuviera en mi regazo, ante el asombro de su familia. Delicadamente la tomé y la sostuve contra mi cuerpo, lleno de ternura... ¡Era la primera vez que una Bebé angoleña se dejaba acunar por mí! Rutinariamente, los niños pequeños me tenían miedo. Comprensible, éramos diferentes y extraños en su mundo infantil. Esto sucedía en el Barrio “Cantínfulas” de la Ciudad de Kuito, Provincia de Bié, Angola...”
Narra la odisea del retorno. Un largo viaje. De Angola a Nicaragua. Un email es la forma literaria que ocupa para expresarse. Novedoso. Otro cuento-testimonio contado como en una ronda de niños. La salida, el viaje, la llegada al país de origen. Confiesa “Despierto poco a poco a la realidad en Centroamérica y la cotidianidad me lleva otra vez de la mano en el torrente de la vida.”
La Maestría, obtenida en el entorno de la guerra civil que azotó implacable el país por un decenio, es una excusa para compartir reflexiones, historias y vivencias. Río de Janeiro aparece como una ciudad encantada que desafiaba y enriquecía el propósito de la “misión”, la “tarea” central, en el lenguaje de la época. Viaje épico para un hijo de la clase “dos quintos”, abajito de la clase media; renegado de su extracción social. Con la sinceridad que lo caracteriza, señala: “Aquella ciudad era mágica, atractiva como mulata de escuela de samba. Increíblemente bella y sensual. Arrebataba los sentidos con sus playas, mujeres hermosas, gastronomía variada, arquitectura a veces espectacular, monumentos impresionantes, cultura desbordante… Estudiar en Río tenía que ser una tarea militante, sino la ciudad te mareaba con sus cantos de sirena. Más de uno llegó y se perdió en sus vericuetos.”
Con el hijo menor, tan amado, recrea el acto de la creación. Dios por un día, yendo del pasado al futuro, reflexiona acerca de la posteridad, la inmortalidad y los roles de hombres y mujeres. El hilo conductor es un homenaje a la familia. Su familia. Entorno, plataforma de proyección, asidero. Eje de compromisos y comuniones de vidas venideras.
Concluye con un homenaje al amor. “A mi lado, siempre, como siempre. Como debió haber sido siempre. Tu nombre arrulla mis noches…”
Poemas y testimonios. Intercambiables. Los poemas también son testimonios de la fuerza del amor y la amistad. Los testimonios suenan a veces como poemas. Prosa corrida, musical, rítmica. Apretada en largos párrafos, porque no decirlo, siempre amorosa.
Lea a Mariano sin prisas. Ni su poesía ni su prosa tienen recovecos. Directos, llanos, sencillos. Sin secretos. Bienvenido a este placentero viaje.
Jaime Gurdian
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