Solo sé que un mundo nos separa. Estas distante, si, muy distante. El otro lado del mundo no es una figura literaria. Es real. Pero, aun así, te quiero… Vives en mis sueños y en mis vaivenes. En mis recorridos del bungaló al trabajo y al revés, y al derecho. Mis noches se adornan contigo. Los días pasan bajo tu sombra. Amanezco y anochezco… contigo. Ángel guardián, sombra protectora. A mi lado, siempre, como siempre. Como debió haber sido siempre. Tu nombre arrulla mis noches. En aquella cama tan grande, siento suave, tú presencia. A veces, cobijada bajo mi piel, te encuentro apoyada en mi pecho. Mis sentidos te llaman, suave, como un susurro, sin urgencia. Pero el hombre que yace en el fondo de mi, clama por ti. Oigo tu voz cuando te llamo, y te amo. Querida mía, tan bella, tan hermosa. Tan inteligente, tan, tan, tan… tantas cosas. Campanas revueltas de un no sé que suenan en mi pecho. Compañera, amiga, amante, hermana, madre, maestra. Todo junto y a la vez. Un nudo en la garganta, amor, por el tiempo perdido. Hoy ya nada nos separa. Ni el océano que se levanta, hermoso, como una enorme muralla. Ni el valor del pasaje, ni las agendas a veces compartidas, a veces simplemente diferentes. Vives en mi, amor, de tantas maneras... Amo tu baja estatura, hecha a mi medida. Tus hermosos senos, las curvas de tu cuerpo. Tu color sobrio, hermoso, capaz de tantos tonos. Tu cara llena de mohines. Uno para cada ocasión. Desde aquí, amor te evoco. Tú nombre está en mi futuro. Cuando mi alma parta para otros menesteres, tú estarás ahí también. Desde donde quede en este océano de vidas, voy a buscarte de nuevo. Tu, tan hermosa, tan intuitiva, revestida de otras formas y maneras, seguro me reconocerás. Y estaré cerca de ti de nuevo, amor, yo sin saberlo, pero tan feliz, tan feliz. Otra vez, envuelto en tu nombre. Como si el tiempo no hubiera pasado. Como si esta vida no se hubiera terminado…
(São Tome e Príncipe, 2009)
No hay comentarios:
Publicar un comentario