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martes, 6 de mayo de 2014

La máquina que habito actúa con piloto automático




Me levanto en la noche. La máquina que habito actúa con piloto automático. Aquel sitio tan especial la espera. Ahí, hace de las suyas. Con fecha de vencimiento anticipada, comienza a dar señales de fatiga. La senda que me lleva a la energía universal entra en su fase de descenso rápido. Estoy preparado. En este último ciclo el amor me ha tomado por asalto... Vuelo hacia ti y me arrojo en tus ojos. Desde tus honduras pellizco las estrellas y ellas, cómplices, deletrean mi nombre. Sonrió desde el cuarto creciente y las nubes me dibujan. Terco, aparezco en el reflejo de los amaneceres y atardeceres en tus retinas. Floto en tu océano interior y me dejo llevar por tus marejadas, flujos y reflujos. Circulo por tus recovecos y callejones. Alineo mi ritmo con el tuyo y tus fluidos susurran suave cuanto te amo. Ya ves, nada nos separa. En esta intersección de tiempo y energía donde habitamos, desde este manojo de huesos, músculos y tendones, desde la chispa vital que nos anima, otra vez, como muchas otras veces, simplemente, estoy contigo... 

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