Brazzaville
se despidio de mi con una hermosa luna plateada guindada en el
firmamento. Sali muy temprano del hotel. El Chofer puntual. Los trámites
en el aeropuerto corrieron bien. Uno que otro funcionario sorprendido
porque era la primera vez que sabían de un pasaporte nica. Alguien me
pidió una platita…por supuesto que no se la di. Pero, qué pena. La
corrupción, hasta en el último rincón del mundo.
El lechero que me trajo hasta Dakar, hizo Brazzaville – Libreville –
Dakar, un Airbus de última generación de la línea aérea de Costa de
Marfil, subsidiaria de Air France. La atención diferenciada en cada
segmento, siempre de buena calidad. Un mundo en francés. Las y los
aeremozos cordiales y bien plantados, como corresponde. Los pasajeros
una mezcla de africanos y europeos. Dos gigantes gentiles se sentaron a
mi lado y agarramos plática una parte del camino. Uno de ellos, tal vez
un sacerdote musulmán, no estoy seguro, y no era para preguntar, con su
vestimenta tradicional, muy bella, una manta de un color celeste
precioso, con un bordado muy fino, y una especie de cofia llena de
arabescos tejidos, linda. La gente con facilidad es trilingüe. Francés,
ingles y una lengua local es prácticamente normal. Los vuelos suaves. El
avión como suspendido, una cometa en el cielo. Un hermosos azul a ambos
lados. Las nubes como una cama, como si el avión fuera flotando en un
colchón de algodones. La verdad, una línea muy profesional. Me toco
esperar en Dakar unas tres hrs. El avión de la línea aérea de Cabo
Verde, una sorpresa, de hélice. Unas hélices gigantes y relativamente
silenciosas. Otra vez el vuelo como un arrullo en el mar. Feliz de
escuchar otra vez el portugués después de casi 10 dias de ingles y
francés. El espectáculo bello. El Atlántico de un azul profundo, el
cielo con un celeste suave. Atardecia y en lontananza el Sol daba sus
últimos hervores con un atardecer de película. Después, la obscuridad y
el aviso de que estamos descendiendo al aeropuerto internacional “Nelson
Mandela”, en Cabo Verde. Medio tonto todavie. Me quede al final de la
fila, baje del avión y…sorpresa, ya me estaban esperando. Ellos se
encargaron de los tramites de migración y de las maletas. Converse
rápidamente en portugués con el Dr. y la Sra. De ahí al hotel, donde escribo
estas líneas apresuradas, para decirles que el sueño era cierto y que el
Padre - Madre Dios es amoroso, misericordioso y LEAL.
No hay comentarios:
Publicar un comentario