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viernes, 21 de febrero de 2014

Memorias de la lucha sandinista - Mónica Baltodano

Solo puedo decirte Monica, que este monumental trabajo es de una importancia exepcional para la reconstruccion de la historia del sandinismo y de la lucha contra la Dictadura Militar Somocista en NIcaragua. Se trata de un testimonio historico imposible de soslayar a la hora de revisar el proceso de transformacion social de nuestra amada Nicaragua. Ya lo es y seguira siendolo en el futuro, una referencia obligada para los que creimos en el sandinismo como opcion para construir un hombre y una mujer nuevos en NIcaragua, una sociedad diferente donde la fuerza mas importante no fuera el consumo y la ganancia sino la solidaridad y el ejercicio de los mejores valores de la sociedad moderna. La verdad historica desde la boca de los protagonistas, pulida por el gran esfuerzo de verificacion que hicistes. Un gran homenaje a los hermanos caidos y un legado impresionante para las nuevas y viejas generaciones de sandinistas. Gracias desde el corazon. Con el cariño de siempre, Mariano

Memoris de la lucha sandinista - Monica Baltodano


Prólogo




En una noche de principios de 1999, mientras escuchaba las bellas historias musicalizadas del Canto Épico al FSLN, se me ocurrió la idea de hacer un programa de radio para entrevistar a algunos de los principales protagonistas del proceso de lucha del FSLN y el pueblo de Nicaragua contra la dictadura somocista. Me lo propuse como parte de la conmemoración del veinte aniversario de la Revolución. De ahí surgió el programa Entre Todos, cuya primera edición se realizó el sábado 17 de abril de 1999, durante dos horas. Pensaba concluir las entrevistas el 19 de julio de ese año, pero no fue posible. El programa resultó tan exitoso, que se prolongó por más de tres años.

En total, realicé unas ciento cincuenta entrevistas a más de doscientos participantes, y las fui grabando en casetes que luego se transcribieron. Este libro es la selección de una parte importante de esos diálogos, que he complementado con otras entrevistas y mis propias investigaciones, en una ardua y compleja tarea de historia oral.

Quiero advertir que, cuando sostuve los primeros diálogos frente a las audiencias, no tenía capacidad de pronosticar lo que al final sería el importante y amplio universo de experiencias y vivencias de mis entrevistados. Tampoco anticipé entonces el alcance y el impacto histórico que podrían tener –una vez reunidos y procesados– sus testimonios, relatos y comprometidas declaraciones.

Sólo tenía la certeza que los entrevistados aceptaban gustosos la invitación de dialogar conmigo sobre sus experiencias de lucha, sus motivaciones, los grandes momentos de su participación, los padecimientos, las alegrías, sus vinculaciones con el pueblo y la vanguardia, los grandes obstáculos y adversidades que tuvieron que superar para sobrevivir y vencer a la odiosa y criminal dictadura de los Somoza. Todo ello compartido, en vivo, con las entusiastas y participativas audiencias de nuestro programa en Radio La Primerísima.

La participación de los oyentes enriqueció las entrevistas, y en muchos casos motivó reflexiones muy profundas; pero algunas veces, tuvo ciertos inconvenientes, por ejemplo, el entrevistado dispuso de menos tiempo para su testimonio, y en no pocos casos los oyentes hicieron derivar la entrevista hacia candentes temas de la coyuntura política y de los problemas internos del FSLN, alejándonos de la historia, que era nuestro objetivo.

Para enfocarme justamente en la historia de la lucha contra la dictadura, excluí de este libro las reflexiones de la coyuntura. Esos contenidos, sin embargo, serán muy útiles para otro tipo de publicación. Igualmente descarté entrevistas sobre las heroicas páginas de la Revolución Sandinista, la Cruzada Nacional de Alfabetización (CNA), la Reforma Agraria, la defensa militar, con pasajes como la masacre de San José de las Mulas, y otros temas. Pero estas entrevistas también tendrán su oportunidad.

Nuestro diálogo, que comenzaba siempre con los primeros pasos políticos del entrevistado, concluía con su participación en la lucha hasta la caída de la dictadura. Así que en este libro, salvo mínimas excepciones, los testimonios y relatos se agotan el 19 de julio de 1979, aunque incluyen un mensaje de mis entrevistados para las nuevas generaciones de patriotas nicaragüenses, llamado que siempre les solicité para cerrar la entrevista. La breve biografía de los entrevistados corresponde a la fecha que se realizó la entrevista.

Al realizar las primeras entrevistas, no pensé que diez años después estaría presentando un libro con estos testimonios arduamente examinados y verificados en un complejo proceso de trabajo que, por fases o determinados períodos, vine haciendo con paciencia desde entonces.

Tampoco se me ocurrió que cada entrevista –que siempre me impuso un trabajo preliminar de investigación–, me conduciría en el transcurso de los años, a un lento y minucioso proceso de verificación e investigación histórica. Nunca pensé que esas entrevistas me obligarían a asumir un extenso y dilatado trabajo de historia oral sobre la tenaz, diversa, heroica y exitosa lucha sandinista.

De alguna manera, el producto que hoy presentamos comienza por el final. El proceso de investigación histórica al que las entrevistas nos empujaron todos estos años, terminó por dar forma a ésta y su producto final. En efecto, el material original seleccionado que contenía más de cien horas de grabación, no resultaba de fácil procesamiento. El problema no era tanto técnico-material como histórico. ¿Qué confiabilidad atribuir a la memoria de mis ilustres entrevistados, a sus sinceros y espontáneos recuerdos expresados de manera inmediata como respuestas a mis preguntas, cuando no había habido reflexión previa, apuntes, notas, ni nada que auxiliara sus recuerdos?

Sabía que la memoria, para ser eficiente, actúa de manera selectiva. También sabía que “la memoria no es la historia”, sino quizás tan sólo una de las formas posibles de su representación. Estaba consciente de que habían transcurrido muchos años desde aquellos acontecimientos que ahora convocábamos al presente, y que eran evocados con pasión por nuestros entrevistados.

Conocía, igualmente, que la memoria no sólo fija y preserva, sino que también olvida, oculta, guarda silencio, distorsiona, confunde y mezcla. Esto último es aún más cierto cuando se trata de situaciones de singular intensidad y hasta traumáticas. ¿Acaso no lo fueron la guerra y sus combates, la vida clandestina, la cárcel, la tortura, las violaciones? ¿No fue acaso lesivo vivir bajo la persecución permanente del enemigo, entre asesinatos y crímenes, contemplando la muerte de entrañables compañeros bajo las balas enemigas, las delaciones y traiciones? ¿No fueron objetivamente dolorosas las situaciones derivadas de la división del Frente, que causaron heridas profundas en la conciencia de los miembros de la familia sandinista, y todo ello en un universo humano poblado entonces mayoritariamente por jóvenes muchachas y muchachos? ¿Qué trampas inconscientes nos había preparado la memoria?

Durante la revisión de las entrevistas, constaté que los recuerdos son una versión particular, personal, de los hechos, de la historia, una espontánea representación, una reconstrucción con borrones, vicios del recuerdo, lagunas y silencios. Fue necesario entonces pasar las entrevistas por el filtro de las técnicas y procedimientos de la Historia Oral, cuya consolidación en América Latina, por cierto, como método contemporáneo de la investigación histórica, no estaba muy distante en el tiempo de la creación misma del Frente Sandinista.

Mucho de lo que no hice en la fase previa de la preparación de las entrevistas, lo tuve que hacer después. Desde la revisión de la fría transcripción en todos aquellos casos y momentos culminantes en la que los gestos, el silencio, la entonación, fueron parte de la respuesta, hasta el complejo y dilatado proceso de verificación histórica. Ello condujo a reprogramar entrevistas para fijar hechos y circunstancias, contrastar testimonios contradictorios, ubicar y precisar nombres, fechas, lugares, en fin, un cúmulo de datos que me condujeron frecuentemente a pedir nuevas precisiones, por teléfono, correo electrónico o ir de nuevo a la entrevista personal, no pocas veces con otros protagonistas de los mismos hechos, ahora fuera de las cabinas de la Radio. Fueron meses en este ir y venir entre la historia como recuerdo, como texto, como relato, como fotografía, como sensaciones vividas, y vividas por cierto con enorme intensidad.

Tanto o más importante que el proceso anterior, fue el vasto trabajo de consulta de toda la bibliografía disponible en español, sobre la historia de la lucha sandinista, para verificar o aclarar no pocas de las afirmaciones de los entrevistados. Libros publicados y otros que esperan el momento de su publicación, revistas, periódicos, audios del archivo de la radio, documentos privados, fotografías, etcétera. De este extenso proceso que por etapas nos tomó meses de lecturas, constaté entonces que, efectivamente, la memoria es sutil y que no siempre logra de forma consciente reconstruir con objetividad los hechos y las circunstancias.

Todo ello había que depurarlo paso a paso, des construir primero, para luego reconstruir de manera confiable, al menos los acontecimientos más relevantes de esta historia singular por primera vez relatada de manera colectiva, contada, vivida y reconstruida, esencialmente, no por los principales líderes nacionales de aquel proceso, tampoco en relatos novelados, sino por los mismos protagonistas directos, de tantas luchas y acontecimientos. Ahora, por fin, después de diez años, están recogidas en un sólo texto de manera históricamente confiable.

Se trata de la presentación de testimonios pulidos a través de las interrogantes que tuve que formular nuevamente a mis entrevistados, cuando encontré claras inconsistencias, vacíos y omisiones. Son testimonios ubicados históricamente a través de comentarios que precisan fechas, nombres, situaciones y que, por tanto, se convierten en evidencias de calidad, indispensables como fuentes genuinas y confiables para la construcción de la historia completa de la lucha del FSLN y del pueblo contra la dictadura.

Una vez concluido este proceso –y sólo entonces–, tomé las decisiones definitivas para establecer el orden de su presentación en el libro, el cual procura combinar testimonios y temáticas.

La naturaleza de este trabajo, basado esencialmente en mis entrevistas en la radio, como toda obra histórica, es necesariamente incompleta; no pretende informar sobre la totalidad de los acontecimientos y protagonistas y, desde luego, tiene lagunas y ausencias.

Por obvias razones, hubiese querido tener en la radio una entrevista con Daniel Ortega. En dos ocasiones, Daniel aceptó mi invitación para asistir al programa, y en ambos casos, canceló su participación a última hora tal como entonces lo dijimos al aire, como explicaciones necesarias a las audiencias, que quedaron esperando las anunciadas comparecencias.

Nada habría disfrutado tanto como una participación del tayacán mayor del canto revolucionario nicaragüense, Carlos Mejía Godoy. Las audiencias aquí también se quedaron con las ganas. No pudo coincidir nuestro tiempo con el suyo. Igual me ocurrió con los deseos de llevar al programa a Ernesto Cardenal. Habría sido un valiosísimo testimonio.

Por otro lado, la entrevista de Jaime Wheelock, con quien quería conversar sobre su trayectoria militante, el rol del campesinado y las banderas de la lucha por la tierra, los oyentes la encauzaron a los angustiantes problemas de la propiedad y su titulación después de 1990.

Sin duda habría sido de especial interés e importancia una entrevista al aire con Humberto Ortega, habida cuenta su prolongada militancia y, sobre todo, por el inobjetable y destacado papel de dirección que, desde “Palo Alto”, desempeñara en la victoriosa ofensiva final del FSLN. No obstante, Humberto, con la publicación de su libro La Epopeya de la Insurrección, brindó abundantes datos que fueron de mucha ayuda.

En fin, cuánto hubiera deseado tener en el programa a otros importantes cuadros y, sobre todo, a tantos héroes y heroínas que siguen quedando injustamente en el anonimato de la historia. Me empeñé hasta donde fue posible, en recoger sus nombres, registrarlos con cariño y admiración en estas páginas. En un capítulo especial, y en un trabajo que no tiene precedente, me propuse reunir muchísimos nombres de mujeres, sin cuya participación no habría habido continuidad en la lucha y mucho menos se habría logrado la victoria.

Cuba, su Revolución, y sus principales dirigentes que siempre acompañaron la lucha del pueblo nicaragüense, merecían un capítulo aparte. Desde los primeros momentos, el “Che” en persona se involucró y apoyó a los luchadores anti-somocistas. Contar el desenlace exitoso de esta historia de lucha sandinista quedaría incompleto sin referirme al involucramiento directo de Fidel, quien cuidó de manera personal y minuciosa, de todos los detalles para asegurar, en la ofensiva final, el éxito de los esfuerzos políticos y materiales de Cuba en su solidaridad con el Frente Sandinista. Su rol en la reunificación del FSLN, sus aportes a la estrategia final y en el desempeño del bloque internacional integrado por Panamá, Venezuela, Costa Rica y Cuba, fue decisivo.

Inolvidable será sin duda Manuel Piñeiro “Barba Roja” y sus muchachos del Departamento América, y aquellos destacados combatientes del Ministerio del Interior y del Ejército cubano, quienes se fajaron al lado del FSLN. Debo consignar además, que cientos y quizás miles de cubanos brindaron refugio y cariño por muchísimos años, en La Habana, a los combatientes sandinistas.

Aunque conozco muchos detalles de la participación cubana, me he abstenido de hablar por ellos. He recogido algunas referencias directas hechas por Fidel, de algunas de estas circunstancias, y desde luego, aquéllas hechas por los entrevistados.

Desafortunadamente, no pude concretar las entrevistas que quise hacer para abordar el importante papel desempeñado por muchos militantes en el trabajo de solidaridad internacional. Sin duda, de primera importancia para el éxito de la ofensiva final.

Los testimonios sobre los frentes de lucha abordados ofrecen mucho material informativo, pero quedan aún muchas cosas por reconstruir. La historia de lucha de algunas ciudades está totalmente ausente por razones de espacio, como Ocotal, Jinotepe y Diriamba, de gran combatividad. Tampoco pude hablar de la ColumnaJacinto Hernández, que entró por Nueva Guinea en mayo de 1979 y fue masacrada brutalmente. Y quedó pendiente reconstruir los detalles de la Insurrección Final en Matagalpa.

En fin, quiero enfatizar que todavía hay “mucha caña que moler” por lo que invito a los protagonistas de cada una de estas páginas a emprender el camino de su recuperación en esta memoria histórica colectiva.


ya veíamos que las muchas voluntades individuales que actúan en la historia producen casi siempre resultados muy distintos de los perseguidos –a veces, incluso contrarios-, y, por tanto, sus móviles tienen una importancia puramente secundaria en cuanto al resultado total…
Por tanto, si se quiere investigar las fuerzas motrices que –consciente o inconscientemente, y con harta frecuencia inconscientemente– están detrás de estos móviles por los que actúan los hombres en la historia y que constituyen los verdaderos resortes supremos de la historia, no habría que fijarse tanto en los móviles de hombres aislados, por muy relevantes que ellos sean, como en aquellos que mueven a grandes masas, a pueblos en bloque, y, dentro de cada pueblo, a clases enteras; y no momentáneamente, en explosiones rápidas, como fugaces hogueras, sino en acciones continuadas que se traducen en grandes cambios históricos.

F. Engels 
El fin de la filosofía clásica alema

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