Hoy soy Dios, El es mi creación. Este es mi instante primigenio, Mi big bang particular. Está hecho ya. Y no en siete días, en nueve meses… y que meses.
....A veces, me da un deseo, como de contarte un cuento. Bañarte con mi experiencia. Pero, ¿quién aprende, escarmienta suena más elegante, en cabeza ajena? Nadie, mi muchachito. Repetirás, como todos, la misma historia, y aprenderás en las mismas u otras paredes, ¡Ay, que dolores de cabeza vas a tener!
....Solo tu madre, mi muestra personal de que la esencia no viene en barriles, pudo llevarte y traerte en aquella loca carretera. En aquel territorio donde la “contra” se paseaba campante. Insurrección campesina en contra de un proyecto dicho Revolucionario. Duro descubrimiento para un improvisado aprendiz de sociólogo
....En tus genes tienes la marca del laboratorio social que fue la cintura de América, Amor. Encuentro de culturas y tamaños. Tu madre y yo unimos Centroamérica con más vehemencia y eficacia que cualquier organismo de integración. Hoy, seguro, lo mismo pasa con ticos y nicas, aunque los tiquillos no quieran. El abuelo fue un pionero en estas lides. Ese es el sino. La mezcla, la mixtura, el mestizaje. Tal vez por eso eres fuerte, más fuerte que el castillo de los castellones, que la resina de los recinos, que los azahares de los salazares y que las cúspides de los montes…
Tu madre hizo lo más importante, tenerte. Biología al fin, naturaleza inevitable. Roles diferentes, hermoso encuentro, da para contar un cuento, el más viejo de la humanidad. Por común, tal vez, poco halagüeño. Un espermatozoide enamorando un ovulo… ¡Te imaginas, Amor? Tú, al inicio, en aquel paraíso, tan simple, tan prosaico. Solo anatomía, fisiología, histología. Mas la parte que nos hace humanos, más allá del sexo y la pasión tan necesarios y tan vilipendiados, … el Amor, tan mencionado, y tan presente en tu vida. Amado, mi niño, tan amado, tan esperado, tan deseado.
¿No te acuerdas de la primera refrigeradora, verdad? Tu papa se levantaba a ver la luz roja, a escuchar el ronroneo del motor. En la noche, Tú dormías; yo, temático como siempre, verificaba tu aliento, feliz de encontrarte una y otra vez: ¡vivo! El milagro de la vida, ante mis ojos, todas las noches, sin pausa. Y yo, embelesado. No sabía que tenía el don de la vida. Maravillado.
¿Tampoco recuerdas tu primer baño, verdad? Carolina me robó aquel plato de lentejas. Perdí el privilegio de llevarte a la pila bautismal de la higiene personal. Reclamo, si, ¿por qué no? A ese niño solo me hizo falta tenerlo. Pero esas son las reglas del juego, las mismas de siempre. Machos y hembras. Por eso somos polos opuestos y nos atraemos. Miles de ejemplos.
Perdida aquella oportunidad, ahora me refugio en tus brazos fuertes cuando te abrazo para decirte lo mismo que te he dicho por veinte años: ¡Cuánto te quiero! Pienso en llamarte cuando en la noche el techo se llena de ruidos extraños. El perro del vecino ladra, aúlla, solloza, rasca y yo… hombre y macho al fin, me levanto decidido a todo, como cuando estaban vivos los amigos, y descubro que no es nada más que una crisis animal. Después, cuento estas historias y Ana Sonia me recrimina y ríe imaginando la escena.
....Mi vida es corta para saber de ti hasta el fin de los tiempos. Dicen que solo El Padre y Doña Creación son eternos o… ¿es la Madre y Don Creación? No mas crucigramas, por favor... Yo, finito al fin, descartable en este ciclo de vidas, encuentros y desencuentros. En la carta de tu vida, la misma que ya tiene tantas y tantas anotaciones mías, voy a escribir una única post data: tú sabes cuánto te amo. Voy a volver, te lo prometo. Ya no como Yo, sino como nosotros, en los destellos de esta bella mezcolanza que llamamos familia, ahora la nuestra, después la tuya…
Obra de arte, tesoro. Más allá de vanos amores, veleidades varias. No hay amor más terrible, más comprometido, que el amor por el hijo. Tu madre y yo, unidos para siempre. Nudo que nos ata con una fuerza, que seguro, Amor, vencerá a la Muerte, la tan temida. Ya vivimos en ti… y por adelantado.
Muestra evidente de la posteridad. Hermoso, sonriente. Fotogénico. Ojalá y la vida nos junte de nuevo. El futuro lleno de vidas sabrá cómo hacerlo. Reiremos de nuevo con las nuevas versiones de aquel cuadro tan bello que tenemos en la casa, donde aparecemos todos, perritos incluidos. Me imagino volviendo en pedazos, facetas, gestos, actitudes, gustos; repartido en mis nietos, repitiendo el viaje a Marta que ya hace mi nietecito amado, el que ya vive y reina en el corazón de todos… solo que con otro destino. Y Tú dirás, sorprendido: ¡otro astronauta! Hablarás del abuelo, ¡cuántas anécdotas, Amor! Juntos por casi dos vidas: la tuya y la mía. Desde el fondo de los genes de mis nietos, en ese variopinto conglomerado que es la familia que tanto amamos, deletrearé mi nombre y tú me reconocerás en gestos sutiles, gustos, inclinaciones, tal vez apenas esbozadas. Y después, repetirás el ciclo, y nos buscarás y nos encontrarás: versiones frescas de tu papa y tu mama; emergiendo del anonimato, de las memorias cortas, del casi olvido, una y otra vez hasta el fin de los tiempos.
(Managua, 2008)
Reproducido de http://www.bubok.com/libros/196676/Sin-secretos (Testimonio: Mi big bang particular, fragmentos)
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